¿Referéndum revocatorio en Bolivia?

"Les propongo a los prefectos conservadores y no conservadores, a los nueve prefectos del país someternos juntos a un referéndum revocatorio, que el pueblo diga si están con el cambio o no están con el cambio, que el pueblo diga si están con el modelo neoliberal, con la privatización, con las subastas de nuestros recursos naturales, de nuestras empresas o no. No hay por qué tenerle miedo al pueblo", afirmó Evo Morales en un mensaje a la nación.

La búsqueda de una solución política, qué duda cabe, cualquiera que ésta sea, siempre será mejor que el enfrentamiento y el empate catastrófico al que estamos condenados.
De cualquier forma, este salto para adelante propuesto por el Presidente implica tantos riesgos que es difícil contabilizarlos (para no ingresar en una discusión sobre la legalidad de la medida, lo que sería inconducente; o sobre el deseo del gobierno de que la revocatoria sea por un porcentaje mayor al obtenido en las elecciones pasadas, por tanto, en su caso, la necesidad de que quienes se opongan a él saquen 55% y no de 51% para revocar su mandato).
Entre esos riesgos destacan la negativa de la oposición a aceptar el referéndum en tanto no se detenga la aprobación a marchas forzadas de una Constitución de la que pocos saben y sobre la que muchos especulan. Encima, la sanción final se realizaría la próxima semana en Lauca Ñ, territorio cocalero, lo que incluso siendo indulgentes pone en riesgo su legitimidad al ser una zona a la que no puede acceder la oposición. Quizá la pregunta más pertinente no sea dónde se realizarán las sesiones de la Asamblea Constituyente, sino porque no se pueden hacer en gran parte del territorio nacional: el Estado, cada vez más débil (a contrapelo de lo que el propio gobierno propugna) ni siquiera puede controlar su territorio, un elemento constitutivo de la estatalidad.
Evo, además, enfrenta la posibilidad de ser derrotado en algunos departamentos. ¿Qué ocurriría en ese caso? ¿Qué legitimidad tendrían las decisiones del gobierno nacional donde gane la revocatoria? Ese el peligro de departamentalizar el referéndum, lo que Morales considera imprescindible porque también es conciente de que algunos de los prefectos podrían perder en esta vuelta. Pero la oposición no son sólo los prefectos; los cívicos, entidades poco democráticas si las hay, algunas organizaciones sociales y todas las corporativas no formarán parte de esta consulta y seguirán siendo una piedra en el zapato para el gobierno).
En cualquier caso, al margen de la afirmación de principios que se debe hacer sobre cualquier expresión que consolide y profundice la democracia, como el referéndum, quizá el problema principal sea que el gobierno se esté jugando por una carta fuerte pero elusiva y sigue sin encontrar una solución política al verdadero problema que aqueja Bolivia: La Constitución, las autonomías y la inclusión indígena. ¿O pensará que con esta decisión la aprobación de la Constitución no sufrirá más demoras? Evo Morales no es ingenuo y, sin duda, decidió su movida en función al tiempo que le puede otorgar para aprobarla. Medidas como ésta puede que se lo permitan, sin que eso signifique que realmente crea en ellas. La tradicional doble moral política: es bueno si me conviene, malo si no.
La única esperanza que queda es que falta poco para la Navidad y los carnavales. Generalmente los bolivianos en épocas así enfundamos las espadas y festejamos pacíficamente, pobre consuelo el mío, pero todo vale a la hora de ganar tiempo hasta encontrar una solución que nos permita vivir en armonía, crecer y mejorar nuesta calidad de vida. ¿O nos hemos olvidado que esas son las cosas realmente importantes?

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