Agrupar a todas las fuerzas opositoras detrás de una sola idea (que el propio chavismo entregó en bandeja), unificarlos en definitiva, es una de las principales lecciones que puede sacar del proceso venezolano el gobierno boliviano; la unidad y la claridad en propuestas democráticas integradoras, la que pueden aprender los opositores bolivianos.
Está claro que el principal escollo de Hugo Chávez fue la reelección indefinida (la propuesta más impresentable de todas las que planteó últimamente en su escalada retórica que no dejó títere con cabeza).
Morales debería comprender que ese tipo de propuestas no hacen más que exacerbar los ánimos y coartar la sana alternancia en el poder (que sabiamente contemplaba la anterior Constitución boliviana).
Finalmente, creer que el poder es eterno o que los cheques de respaldo y popularidad que otorga la población tienen fondos ilimitados son otras de las enseñanzas de la jornada del domingo 2 de diciembre.
En el fondo una dosis de humildad para Chávez que seguramente todos sus aliados tendrán en cuenta a la hora de sacar cuentas.
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