Cierto que las victorias tienen muchos padres y las derrotas son huérfanas (Evo Morales declaró reiteradamente del domingo para acá que Venezuela no ejercía ninguna influencia en Bolivia); o que es sencillo analizar lo que ya ocurrió pero lo difícil es prever lo qué pasará mañana (veamos sino las opiniones triunfalistas incluso de aquellos venezolanos que llamaban a la abstención hasta hace unas semanas porque el proceso estaba viciado de antemano).
Ahora bien, sin ánimo de parecer aguafiestas, agregaría al profuso análisis de estos días que la derrota de Hugo Chávez obedece sobre todo a sus propios errores antes que a los aciertos de la oposición o de la comunidad internacional. Convengamos que el propio Presidente venezolano fue quien agrupó a sus oponentes detrás de una sola consigna unificadora (no a la reelección indefinida), cuando éstos ni soñaban con un 3 de diciembre de fanfarria.
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