Movilización por la paz

Movilización por la PAZ: Una iniciativa de Carlos Hugo Molina
www.agora.mundoalreves.com

Carlos Hugo Molina afirma:
"Hace un par de años, como ciudadano en función de un cargo público, propuse una campaña POR LA PAZ. Era un momento de tensión como el que estamos viviendo ahora. La propuesta era muy simple: colocarse en la solapa, en el bolsillo de la camisa, en la blusa, un cintillo blanco cruzado. Fueron solicitados más de 10.000 cintillos por gente de todas las edades y condiciones sociales y culturales. De manera indudable, cada una de las personas que lo utilizó, demostró que quería VIVIR EN PAZ, lejos del dolor y de la muerte. Fue una apuesta que ayudó a sensibilizar. Y en el silencio del cintillo blanco, se multiplicó el grito por la vida.
Propongo una campaña, a partir de los blogs, de las redes de ciudadanía, de los correos electrónicos, de las páginas webs, para que todos los que apostamos vivir en democracia, en justicia y en Verdad, invitemos a los hombres y mujeres de buena voluntad, para demostrar que somos mayoría, silenciosa, pero mayoría. Que sirva para que nos encontremos por la calle, en las plazas, en los mercados, con un abrazo blanco de PAZ. Estamos a prueba. Apostemos por el arcoiris de la vida".

Mr. Burns y el señor Morales

El centro es un punto equidistante de todos los extremos, la aguja del compás que traza un círculo. El problema es que, como todo concepto de la geometría, es relativo, sobre todo cuando se lo quiere trasladar a la política. Ya Aristóteles alertaba sobre el justo medio: Entre los temerarios y los cobardes, los prudentes; entre un extremo y otro, la virtud.
Seguramente, pensando en asuntos como éste, el Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos norteamericano, Nicholas Burns, demandó el miércoles que Bolivia vuelva a la corriente dominante en América Latina que, a sus ojos, es aquella compuesta por países que eligieron presidentes de centroizquierda como Chile o Brasil o de centroderecha como México y Colombia. Esta declaración la hizo inmediatamente después que el Presidente Bush y congresistas republicanos pidieran al Capitolio la ampliación del ATPDEA (ley de preferencias arancelarias para los países andinos, entre los que se encuentra Bolivia), asunto en el que se involucró directamente el Vicepresidente boliviano. Esa es la mejor señal que los empresarios bolivianos podían recibir.
De forma que en sintonía con Mr. Burns, Morales se afianza en el poder luego de la firma de contratos con las petroleras y la consolidación de la nacionalización, un asunto por el que ningún líder de opinión apostaba y que demuestra no sólo la pericia política de Morales sino la subestimación de la que fue objeto: Para la opinión pública dobló la mano de las petroleras; a ellas les garantizó contratos de largo plazo nada despreciables; suavizó el impasse con Brasil; mejoró las relaciones con Argentina; y, además, incrementó los ingresos del Estado. Nada mal para estar menos de un año en el gobierno.
Esta semana volvió a ejercer su poderosa mayoría política, aprobando en Diputados una modificación a la ley de tierras según la cual todas aquellas que no presten una "función económica y social" serán revertidas al Estado. Lo cual, como es de suponer, encrespó los ánimos de los cruceños, levantó encendidos discursos y fue miel sobre hojuelas para campesinos e indígenas que marchan hacia la capital.
En cualquier caso, si bien la temperatura tiende a subir, es probable que haya negociación y se encuentren caminos de salida consensuados; por lo demás, el ejercicio de la mayoría en el Congreso es parte del juego democrático.
Esta disociación entre un discurso radical y acciones más moderadas es uno de los signos distinguibles del gobierno boliviano, por tanto, para entenderlo es mejor ceñirse a lo que hace antes que a lo que dice.
Detengámonos sino en sus discursos contrarios a la "educación occidental" y la creación del "Bono Juancito Pinto" (en honor a un niño-héroe de la Guerra del Pacífico), que consiste en un subsidio directo para que los pobres no saquen a sus hijos del colegio; alrededor de 25 dólares por niño). Un discurso reaccionario pero una política pública de reconocida eficacia y de enorme contenido político.
Todo esto no exime a Morales de su subordinación a Venezuela, ni de su incapacidad para entender las tendencias económicas y sociales predominantes en el mundo, pero tampoco deslucen sus virtudes ni la sospecha de que de esta nueva crisis agraria saldrá magullado pero triunfador nuevamente.

Sergio Molina Monasterios trabaja en Imaginaccion Consultores y es profesor del magíster de comunicación política de la Universidad de Chile

Visión que hay en Chile sobre otros Presidentes



Encuesta de la empresa de comunicación estratégica y asuntos públicos Imaginaccion Consultores, realizada en octubre de 2006, si quiere más información pinche aquí:

Imaginaccion Consultores

La búsqueda chilena del centro en política internacional

El centro es el punto equidistante de todos los extremos, la aguja del compás que traza un círculo. El problema es que, como todo concepto de la geometría, es relativo, sobre todo cuando se lo quiere trasladar a la política.
Ya Aristóteles alertaba sobre el justo medio: Entre los temerarios y los cobardes, los prudentes; entre un extremo y el otro, la virtud; sin embargo, la sensatez y el sentido común, valores que deberían ser exclusividad de los poderosos según el filósofo, parecerían haberse trasladado a los ciudadanos en este siglo. Veamos sino la encuesta de "Imaginaccion Consultores" de octubre pasado, según la cual los personajes internacionales más desfavorables para los chilenos son Hugo Chávez y George Bush, con casi dos terceras partes de la población en contra y sin distinciones notables.
En cambio, los ciudadanos miran con muy buenos ojos a los presidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero; de Francia, Jacques Chirac; de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva; y el Primer Ministro de Inglaterra, Tony Blair. Elogio del centro político y del consenso, los bienes más preciados de la cultura política chilena contemporánea, pero también de la forma positiva en que esos países se representan en el imaginario social.
Evo Morales, Fidel Castro y Alan García están en el lote del medio (aproximadamente la mitad de la población está en contra de ellos, pero lejos de los porcentajes de Bush y Chávez).
Otros datos curiosos: Las antipatías están repartidas entre hombres y mujeres y, por supuesto, existen las previsibles diferenciaciones por grupo socioeconómico, pero en el caso de Evo Morales son las mujeres las que se muestran más desfavorables hacia el boliviano.
Por otra parte, la visión que hay sobre Néstor Kirchner y Evo Morales parecería contradictoria (por historia y tradición); cuando se pregunta si "a pesar de que nuestros vecinos han demostrado que pueden incumplir sus compromisos, ¿usted cree que Chile debe hacer esfuerzos para comprarles gas o electricidad?" La respuesta, en el caso de Bolivia, indica que hay un 49% que cree que no se debe hacer ningún esfuerzo, pero el porcentaje sube al 56% si se pregunta por la Argentina.
Además, según la encuesta las dos terceras partes de la población creen que Chile está mejor que cualquier otro país de América Latina, y hay un notable 5 sobre 7 para el prestigio de Chile en el mundo.
Ahora bien, el sondeo de "Imaginaccion" se hizo finalizando la enorme discusión mediática sobre la decisión de abstenerse frente a Guatemala y Venezuela, lo cual arroja otra constatación que no es novedosa pero que siempre hay que tener presente si se quiere entender el 55% de respaldo ciudadano que tiene la Presidenta. Cuando se pregunta sobre el problema más importante, la votación en la ONU no tiene ni el 7% de las menciones, los temas relevantes siguen siendo los mismos de siempre (salud, educación, delincuencia, etc.), lo que demuestra cuán alejadas están la agenda partidaria de la pública, la de la oposición y la del gobierno; y, por supuesto, dónde está ubicado el sentido común y el centro político.



Sergio Molina Monasterios trabaja en el área de encuestas de Imaginaccion Consultores y es profesor del magíster de comunicación política de la Universidad de Chile.