Apuntes sobre las elecciones en Chile

Las elecciones, transcurrieron en normalidad casi absoluta (hubo un solo incidente de consideración cuando un senador de la derecha fue agredido en un popular local de votación), y la similitud de los programas económicos de ambos candidatos, así como del planteamiento de equidad social, muestran una fortaleza del sistema democrático y del modelo económico envidiable en comparación con la mayor parte de los países de América Latina. Dato que no es menor, sobre todo ahora que varios países de la región muestran altos grados de incertidumbre e inestabilidad, embarcados como están en procesos eleccionarios similares al chileno pero con pronóstico mucho más incierto.
Fue una elección, además, en la que se enfrentaban dos candidatos de vertientes ideológicas distintas pero que representaban a estamentos democráticos de la sociedad y donde no había un representante de la derecha pinochetista ligada al gobierno militar (1973-1989).

Una elección con dos características básicas

El triunfo de la Sra. Michelle Bachelet implica la continuidad de la concertación en el gobierno (será su cuarto mandato consecutivo) que, al concluir este periodo, sumará 20 años y será la coalición de gobierno democrática más larga de la historia de Chile y una de las más largas en el mundo.
Será también el gobierno que conduzca a los chilenos hacia el bicentenario (2010) y que trate de cumplir una de las grandes promesas que hizo la clase política en su conjunto: tener indicadores de país desarrollado para ese entonces.
En esta ocasión el mandato presidencial será solamente por cuatro años, lo que lo convierte en el más corto del periodo democrático, todo lo cual puede ser determinante a la hora de dictar políticas, pero también será un gobierno con mayoría parlamentaria relativamente holgada, lo que le da una gobernabilidad tampoco vista antes.
La Sra. Bachelet llegó a esta elección con un triunfo de la Concertación en las parlamentarias de diciembre pasado del 52% de los votos, un gobierno con casi un 60% de popularidad, una oposición dividida y una situación económica envidiable. Como dicen en algunos analistas, con una situación tan favorable la epopeya hubiera sido que ganara Sebastián Piñera y la tragedia destructiva que perdiera Michelle Bachelet. Sin embargo, ocurrió lo previsto y se impuso la cultura de la Concertación, parte indisoluble de la cultura política chilena.
Pese a todos estos indicadores, la elección fue menos holgada de lo que muestran los números y el actual Presidente de la República, Ricardo Lagos, tuvo que jugar un rol muy activo para colaborar con el triunfo de la candidata oficialista. Tanto que la oposición lo acusó de intervencionismo estatal y algunos analistas compararon a su gobierno con el PRI mexicano. Las denuncias ahora están en las instancias legales pertinentes y el gobierno sostiene que, en el marco de la ley, tiene derecho a pedir que haya continuidad de su gestión.

El futuro de la Alianza por Chile

La diferencia entre ambos contendores fue de aproximadamente siete puntos porcentuales, diferencia que, al ser más amplia de lo previsto, permite una mayor autonomía de la Presidente electa para formar gobierno. Clave para su triunfo fue el apoyo de la izquierda extraparlamentaria (5%), sobre todo del Partido Comunista, partido que llamó a votar por ella en segunda vuelta. Pero la Sra. Bachelet también logró obtener votación que en la primera vuelta electoral correspondió a Joaquín Lavín (el otro candidato de la derecha en esa instancia), quienes comulgaban más con lo que representaba Bachelet que con el sesgo empresarial y elitista de Sebastián Piñera.
La oposición, alejada del gobierno por 20 años, e incapaz de ganar una elección, entra así en una crisis profunda que los analistas coinciden, debe implicar más una mirada para dentro que hacia afuera.
Si bien esperaba esta derrota, también soñaba con que fuera con una distancia menor, en este caso obtuvo 2,2 puntos menos que Joaquín Lavín contra Ricardo Lagos el 2000 y solo se impuso en una de las cuatro regiones donde planificó ganarle a la candidata oficialista. Piñera (dueño de una fortuna personal valuada en más de mil millones de dólares con inversiones en diversas áreas pero sobre todo en aeronáutica, a través de Lan), dimensionó adecuadamente la magnitud de la derrota y visitó a la Sra. Bachelet para reconocer su triunfo, mantuvo un tono moderado, habló de nueva coalición de centro derecha y anunció que continuará en la política y que se dedicará al servicio público. Su votación expresa una sólida resistencia al proyecto de la Concertación que no es para nada despreciable.
Entre los primeros análisis sobre el futuro de este conglomerado político, un periodista que lo conoce de cerca sostiene que ?entrarán en periodo de autocrítica y reflexión, se demostró que se acabaron los liderazgos naturales, que los candidatos de derecha en el futuro tienen que ser legitimados con primarias y que para sobrevivir debe sumar liderazgos jóvenes?.
Se trata del ambiente más adverso de la derecha en los últimos 50 años.

La estabilidad de la economía

Pese a ser una candidata que encarna la tradición de izquierda del Partido Socialista, en lo económico la Sra. Bachelet optó por acercarse al sector más liberal de la Concertación y se rodeó de asesores que son respetados por todos los estamentos empresariales y políticos chilenos, de forma que los mercados reaccionaron sin grandes movimientos y no hubo reacciones significativas lo cual demuestra la estabilidad y la normalidad en el que se desarrollaron los comicios y la previsibilidad de los resultados.
Esta estabilidad puede ser fácilmente comprobada con las cifras macroeconómicas. La economía cierra el 2005 con una expansión del 6%, con un PIB sobre los 110 mil millones de dólares y un PIB per cápita sobre los siete mil dólares.
El precio del cobre alcanzó este año su precio record (167 centavos por libra) y el 2006 se esperan precios similares. El superávit fiscal fue de 4,5% del PIB, y en el presupuesto 2006 se destinó 300 millones de dólares de libre disponibilidad par el próximo gobierno. Las exportaciones sumaron un record de 39.536 millones y la tasa de inversión llego al 29,7% del PIB, el nivel histórico más alto del país.
Ahora bien, hubo algunas dificultades como el dólar que tuvo una fuerte caída este año, cerró en $512 (en el 2002 había llegado a $751), lo que ha motivado reclamos para que intervenga el Banco Central, y la inflación que llegó al 3,7% el nivel más alto desde 2000.

El primer discurso

En su primer discurso ante los simpatizantes que celebraban su triunfo, la Sra. Bachelet anunció un sistema de protección social y un nuevo estilo de hacer política. Hizo hincapié en la inclusión social (será un gobierno de todos los chilenos, dijo), y se comprometió a cumplir sus promesas de campaña, entre ellas la paridad de género en el gabinete y la inclusión de caras nuevas en los cargos de mayor responsabilidad.
La tarea de conformación del próximo gobierno comenzará por el nombramiento de su gabinete, etapa donde si bien tiene un amplio margen de maniobra, también implica responder a los partidos políticos, imprescindibles para su triunfo, sobre todo en la última fase de la campaña, ya que si bien se trata de una candidatura ciudadana producto de las encuestas más que del aparato político (y por sobre el propio interés de éstos), sin ellos su triunfo hubiera sido mucho más difícil o podría habérsele escapado.

El programa de gobierno

El programa de gobierno de la Sra. Bachelet cuesta 6.000 millones y para financiarlo necesita un crecimiento de 5,5%, un precio del cobre de 0,99 la libra y mantener el IVA en 19%.
Entre sus hitos más importantes, está una reforma provisional, loa creación de un millón de empleos, la atención preescolar de niños de cero a tres años de los hogares del 40% mas pobre, la creación de 20.000 cupos en pre-kinder y la habilitación de 800 salas cunas.
Ese plan tiene una primera etapa para los primeros 100 días, 36 compromisos que significan subir las pensiones mínimas a un millón de jubilados y garantizar el acceso automático a pensión asistencial a todo adulto mayor.

Algunos temores

En la elección de diciembre pasado fue la primera vez en la que el oficialismo logra mayoría en ambas cámaras, lo cual, junto a las sospechas de intervencionismo estatal y los 20 años en el poder, ha sido criticado como una concentración excesiva de poder.
Todo lo cual se suma a una supuesta izquierdización del parlamento, debido a la asunción de figuras de la izquierda más confrontacional y que han anunciado proyectos de ley para reformar las ISAPRES (el sistema privado de salud), legislación en temas bioéticos, un Fondo Nacional para la Pesca Artesanal, y la eliminación del IVA a los libros, además, de reformas tributarias, aunque esto último es muy poco probable.
Sin embargo, la mayor parte de los analistas considera que no habrá señales que pongan en riesgo el sistema pero que sí afectarán a ciertos sectores corporativos de la sociedad.
En cualquier caso, es parte del escenario que enfrentará la Sra. Bachelet, quien será escrutada muy de cerca por los medios de comunicación por su condición de heredera política de la Concertación pero, sobre todo, por ser la primera mujer en asumir ese cargo, con todo lo que ello implica.