La revolución estudiantil globalizada

Miles de estudiantes secundarios en las calles, más de 100 colegios "tomados" y una huelga de 24 horas que paralizó la educación en todos sus niveles fueron la noticia más importante que conmovió esta semana a la sociedad chilena y que hace recordar lo ocurrido en Francia hace unos meses.
Muchos las consideran las movilizaciones más importantes en los últimos 30 años, pero con un ingrediente inédito: apoyo ciudadano militante, simpatía de los medios de comunicación e inmovilidad del gobierno de Michelle Bachelet (sumado a una represión excesiva a las manifestaciones y descoordinación y una serie de imprecisiones en la negociación).
En una sociedad conservadora y con poca movilidad social, la clase media es conciente de que sólo si sus hijos tienen una educación de calidad hay alguna posibilidad de que su situación económica mejore en el futuro. Este convencimiento de la importancia que tiene la educación para quienes no nacieron en cuna de oro es un dato importante a la hora de evaluar las acciones que se desarrollan en las calles de Santiago.
Lo que en un principio comenzó como una tradicional protesta estudiantil por reivindicaciones sectoriales como el pasaje estudiantil y el no pago de la PSU (Prueba de Selección Universitaria que determina si se podrá estudiar en una universidad pública tradicional), termina con millones de chilenos pidiendo calidad educativa; la revisión de la ley que rige el sistema educacional; las desventajas de la municipalización; así como la pertinencia de la aplicación de la jornada escolar completa. Todo ello en base a una sola certeza: la crisis en la que se encuentra la educación pública junto a la competitividad son los problemas más serios que tiene Chile.
Los estudiantes de colegios municipalizados y que reciben subvención estatal, y sus aliados momentáneos (profesores, universitarios, padres de familia e Incluso algunos colegios privados que se adhirieron al paro), llegaron a movilizar a más de 600 mil personas, entregando en las calles sonrisas, pidiendo contribuciones económicas y escribiendo carteles creativos como "no se olvide que antes de vaca fue ternero" o "la educasion es un derexo".
Pero lo más destacable es el nuevo tipo de movilización que nació en los liceos e institutos más tradicionales y mejor evaluados del país.
Se trata de la primera generación nacida íntegramente en democracia y que siente el desafío de superar a sus padres (generación mítica en cierto sentido que luchó contra la dictadura de Augusto Pinochet, vivió el exilio, recuperó la democracia, ganó elecciones y ahora gobierna), grupo generacional que se distancia cada vez más de la problemática que enfrentan los jóvenes, quienes sospechan que sin educación no podrán insertarse al orden que crearon sus antecesores. No plantean el fin del sistema sino que éste se haga cargo de ellos.
Es parte del nuevo escenario que atraviesa la sociedad chilena, acostumbrada a los equilibrios políticos y a administrar eficientemente la escasez, pero que hoy atraviesa una etapa en la que el excedente por los altos precios del cobre, significa desafíos que podrían resumirse en la administración eficiente e inteligente de la abundancia.
En este contexto estos movimientos emergentes se insertan en el proceso de globalización pero estallan a nivel local: sin organizaciones estructuradas, actuando a través de en redes horizontales, sin liderazgos tradicionales, y más cercano a los class actions de consumidores que a una huelga de sindicatos; más movimiento que partido; utilizando tecnologías de la información para interactuar y organizarse (celulares, mensajes de texto, Internet, etc.).
Movimientos, además, preocupados por los medios de comunicación porque culturalmente están intrínsecamente ligados a ellos, a los cuales consideran fundamentales para su éxito ("tomas" realizadas en horario estelar, pautas de vocería que envidiaría cualquier político, cuñas cortas para aparecer en el bloque de noticias, etc.).
Protestas que no adhieren a ninguna ideología concreta, incluso varios de los líderes más visibles han manifestado simpatía por partidos de derecha (oposición), pero los más son independientes, sin partido alguno.
Es la explosión de la sociedad informacional (con sus ventajas y desequilibrios) en la que Chile se sumerge a medida que la economía crece y se integra al mundo. Ya no sólo es el uso de Internet (el país más avanzado en este aspecto en Latinoamérica), ni la masificación de los celulares, sino la forma en que estas tecnologías son apropiadas y utilizadas por los ciudadanos, no desde una perspectiva maximalista como en décadas pasadas sino para sumar individualidades con otra racionalidad.

Gas, paredón y después

Hace dos años el ex presidente Carlos Mesa, condicionó la venta de gas boliviano a la Argentina a "precio solidario", con una frase famosa: "ni una molécula de gas para Chile".
Muchos especialistas se rieron entonces, porque si hay moléculas que se pueden mezclar son las del gas. Nadie quiso decirlo pero esa decisión significó que el país más pobre de Sudamérica subvencionara a uno de los más ricos del continente. Para colmo, Argentina revendía el hidrocarburo a Chile... y a mejor precio.
Esta semana el Presidente argentino reconoció la situación e intentó sincerarla. Néstor Kirchner enfrenta una fuerte presión -al igual que Lula- por no haber reaccionado con más fuerza ante la nacionalización y el posible incremento de precios que ésta conlleva. Al decir que el gas que le compra a Bolivia se va a Chile, descomprime el frente interno y traslada el alza de precios a los chilenos.
En otras circunstancias, esta situación hubiera convulsionado Bolivia, generado marchas de protesta exigiendo que se suspenda la venta de gas boliviano a la Argentina, y, quién sabe, hasta propiciado la caída de un Presidente.
Pero hoy con el respaldo que tiene Evo Morales las cosas son distintas, y su gobierno ha bajado el perfil al impasse. Los bolivianos discuten una posible reforma agraria, y los coletazos de la nacionalización son tantos que éste pasó desapercibido.
Kirchner también dijo otra frase antológica que también fue ignorada, esta vez por Santiago: "Chile tiene que arreglar con Bolivia" (lo habría hecho -según Clarín- en su viaje a Austria). Otra señal del papel relevante que quiere cobrar Argentina en la región ante la ausencia con aviso de Brasil.
La negociación entre Bolivia y Argentina por los precios del gas se realizará en los próximos días cuando Julio de Vido -el alter ego de Kirchner- viaje a La Paz y anuncie que Argentina está dispuesta a pagar algo menos de cinco dólares por el gas boliviano. Actualmente el precio es similar al de Brasil ($us 3,38), que sigue siendo barato considerando el precio internacional ( $us 7). El contrato que se negocia comenzaría el próximo año triplicando los envíos de Bolivia de 7 a 20 millones de metros cúbicos.
Esta negociación es crucial porque de ella depende el futuro energético de Chile, por tanto, es mejor imaginar tres de los muchos escenarios posibles.
Primer escenario: El más probable, que se incremente el precio y Bolivia continúe vendiéndole gas a la Argentina haciendo oídos sordos de la triangulación a Chile. Esto contentaría a todos: a Bolivia porque lograría uno de los objetivos de Morales (más ingresos y poder afirmar que éstos son para el pueblo boliviano y no para las trasnacionales); a la Argentina porque traslada la presión a Chile; y a este último porque solucionaría sus problemas de desabastecimiento energético.
Una carambola antológica que puede convertir a Kirchner en el articulador energético de la región y en un interlocutor de peso frente al famoso eje comandado por Venezuela, país con el que tiene una excelente relación.
Segundo escenario: Otra alternativa posible (pero muy improbable) es que Bolivia suspenda la venta de gas a la Argentina y pierda otro de sus tres mercados naturales (ya lo hizo con el chileno). Un escenario catastrófico que todos se preocuparán por eludir porque significaría que Kirchner cortaría el gas a Chile,
Tercer escenario: Finalmente, la más racional, sencilla, pero también poco probable alternativa. Bolivia vende directamente gas a Chile.
Se ha estudiado que habilitar provisionalmente el oleoducto que ya existe entre Sica-Sica (Bolivia) y Arica para que transporte gas, costaría entre uno y tres millones de dólares (casi nada en esta industria), lo que significaría abastecer el norte chileno y descomprimir la demanda de gas argentino.
En este escenario ideal, si Chile mantiene la prudencia demostrada hasta ahora (y, por supuesto, da señales reales de buena voluntad), y Morales utiliza su habilidad y piso político, se puede resolver el problema de abastecimiento por los próximos años, desgasificar las relaciones y discutir en serio el verdadero y único problema que actualmente existe entre ambos países: una salida al mar para Bolivia. Todo un tango.

Análisis y perspectivas de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia

Resumen ejecutivo

La nacionalización decretada por Evo Morales significa que el Estado recupera la producción, transporte, refinación, distribución, fijación de precios y comercialización de los hidrocarburos. De esta forma las empresas petroleras pasan de un régimen de concesión a un régimen de prestación de servicios.
La nacionalización no ha sido "formal" ni "simbólica", sino que conlleva expropiaciones de distinto tipo. Se trata de un punto de inflexión en la trayectoria del gobierno, que abre una nueva etapa signada por la radicalización política. Fue adoptada con la mente puesta en la asamblea constituyente, donde hay sectores que buscan una redistribución real del poder,
Hasta ahora había cierta incertidumbre sobre el sentido en que avanzaría el gobierno de Morales. Para algunos era posible una evolución similar a la del presidente brasileño. También se hablaba de una vía populista revolucionaria, intensamente nacionalista. El Decreto muestra que el gobierno se ha definido, lo que se confirma con el anunció una nueva reforma agraria. Ahora bien, uno de los obstáculos para lograr estos objetivos puede ser la presión internacional, otro, el triunfo del proyecto autonómico que impulsa Santa Cruz.
Si bien Chile es afectado indirectamente por este proceso, ha mantenido distancia pública del problema, pese a las contradicciones entre funcionarios gubernamentales y la Presidenta de la República.
Brasil sin duda es el más afectado. Lula admite que es un "error estratégico" que su país dependa de una sola fuente de abastecimiento. Además, no puede enfrentar una reelección con las relaciones internacionales tan deterioradas y con una situación interna tan adversa.
Todo el mercado está observando la postura de Petrobras, el actor de mayor peso, por eso la reunión que culminó el 10 de mayo entre el gobierno boliviano y la petrolera fue decisiva.
Ahora bien, las medidas que Brasil tomó después de la nacionalización fueron potentes pero menos agresivas de lo que esperaba la elite brasileña; entre ellas una cumbre donde Bolivia consiguió atenuar en parte la turbulencia regional y logró abrir con Argentina y Brasil un espacio de discusión sobre eventuales nuevos precios de exportación de gas.
A esa cumbre estuvo invitado Hugo Chávez porque en la nacionalización boliviana hay una notoria presencia venezolana, país que cobra cada vez mayor preeminencia el región. Se ha analizado profusamente en los últimos días el surgimiento de un eje encabezado por Chávez junto a Fidel Castro y Evo Morales.
Hay un reconocimiento implícito de que el clima político sudamericano no es el mejor de los últimos años; sin embargo, EE.UU. deja la responsabilidad de resolver la crisis regional a Brasil y Argentina. Finalmente, es improbable que proyectos de integración energética sean exitosos en el mediano plazo.


I. Los hechos


1. La nacionalización boliviana

1.1. La nueva política para las empresas petroleras privadas


El Decreto Supremo Nº 28.701 de 1º de Mayo de 2006, llamado "Héroes del Chaco", implica la nacionalización de los hidrocarburos, la limitación del accionar de las compañías privadas y un papel estratégico para Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), empresa estatal que, a partir de ahora, debe entrar en toda la cadena de producción de los hidrocarburos (antes las privadas se hacían cargo del negocio hasta el consumidor final).
El Estado recupera la producción, transporte, refinación, distribución, fijación de precios y comercialización de los hidrocarburos. Hasta ahora el Estado sólo era dueño de esos recursos en yacimiento, es decir, bajo tierra.
El Gobierno espera recaudar con esta medida 320 millones de dólares adicionales (en total, el Estado recibirá 780 millones. Bolivia posee las segunda reservas gasíferas del continente detrás de Venezuela. En 2005, el PBI de Bolivia fue de $us 9.000 millones. El 15% provino de los sectores petroleros).
Por otra parte, con el Decreto de nacionalización, el Ejecutivo decidió subir la presión tributaria hasta el 82 por ciento a los campos más importantes y que producen más de cien millones de pies cúbicos de gas: San Alberto y San Antonio (los demás pagarán sólo el 50 por ciento como establece la Ley de Hidrocarburos de mayo de 2005). Los campos San Alberto y San Antonio son explotados por Repsol-YPF y Petrobras, y exportan 22 millones de metros cúbicos por día de gas a Brasil.
Asimismo el decreto de nacionalización autoriza a hacer auditorías a las petroleras, y en seis meses más firmar contratos nuevos con todas ellas, definiendo, "caso por caso" las remuneraciones que recibirán del Estado.
De esta forma las empresas pasan de un régimen de concesión a un régimen de prestación de servicios (de exploración y explotación para el Estado). Lo que significa que las compañías petroleras que operan en Bolivia deberán entregar la propiedad y toda su producción a YPFB, y recibirán una remuneración (un porcentaje de la producción) por sus servicios de explotación. Se prevé una remuneración mayor para las empresas nuevas que hagan exploración de nuevos yacimientos.
Al 31 de diciembre de 2005, la estatal petrolera tenía suscritos 71 contratos de riesgo compartido para la exploración, explotación y comercialización de hidrocarburos con las petroleras, los mismos que ahora deben ser renegociados. Estos contratos han quedado nulos de facto.
Termina así un proceso iniciado en la década de los 90 cuando se privatizó YPFB y se la dividió en tres compañías mixtas: Andina (Repsol); Chaco (Panamerican y British Petroleum); y Transredes (Shell/ Enron). En cada una, Bolivia mantuvo una participación del 49% a través de fondos de vejez privados. Al mismo tiemplo, se abrió al país a la inversión externa, obteniendo entre 3.000 y 5.000 millones de dólares (según la fuente) de importantes transancionales.

1.2. La expropiación de las acciones petroleras


Además, el gobierno decidió tomar el control accionario en cinco empresas para llegar a la propiedad de por lo menos el 51 por ciento. Éstas son:

i) Las empresas ex estatales "capitalizadas" (donde los fondos de vejez tenían el 49% de las acciones):
o Transredes que pertenece a la angloholandesa Shell (trasporte de gas por ductos).
o Chaco S.A., controlada por la española Repsol; y Andina S.A., por la anglo-holandesa BG (ambas de explotación petrolera).

ii) Las empresas de capital privado que se intervienen a través de un "take over" (intervención de una empresa para obligarla a vender su parte mayoritaria, pero dejándole la opción de seguir en el negocio):
o Petrobras Bolivia de Refinación (PBR) propietaria de las refinerías más grandes e importantes del país (Valle Hermoso en Cochabamba y Palmasola en Santa Cruz, que juntas procesan un promedio de 40 mil barriles por día de crudo, suficiente para atender el 100 por ciento de la demanda de gasolina de aviación y querosén).
o Compañía Logística de Hidrocarburos de Bolivia (CLHB), encargada del almacenaje de los combustibles (el 2002 después de una licitación internacional, se transfirió al sector privado 19 terminales y 1.447 kilómetros de poliductos pertenecientes a YPFB). La CLHB es una fusión de dos compañías dedicadas al almacenaje, una alemana y la otra peruana.

La mayoría accionaria se logrará con la expropiación de las acciones que pertenecían al fondo de vejez mencionado, que resultó del proceso de capitalización de las empresas estatales. Se trata de un fondo en fideicomiso cuyo propósito es el pago de una renta de vejez a los mayores de 65 años, llamada "Bonosol". Como éste fondo no tenía la mayoría de las empresas, el gobierno se apropiará de las "golden share" o acciones de control de las empresas, actualmente en manos de sus socios extranjeros. Requiere hacer expropiaciones que van del 3 y 17%, en las capitalizadas, hasta el 51% en las privadas.
Esta toma de las acciones se llevará a cabo en las siguientes semanas; el Estado ya ha nombrado directores de las empresas (25 directores y cinco suplentes síndicos, esto es, la cantidad que le corresponde a la mayoría accionaria), pero Petrobras se ha resistido a aceptarlos, y éste es uno de los temas de la negociación que ha comenzado entre la empresa y el gobierno. Repsol, en cambio, ha aceptado que los directores estatales entren en las reuniones de directorio, pero en calidad de "oyentes". Las compañías quieren que la conformación de los nuevos directorios sea un resultado de las negociaciones, y no una imposición previa. Se sabe que la mayoría no está dispuesta a permanecer en las empresas después de que se les quite el control y la administración; por tanto, tratarán de vender todas sus acciones.
La cuestión de la indemnización es misteriosa. El gobierno quiere tomar el control, y discutir después con cuánto y cómo compensar a las compañías. El presidente de YPFB, Jorge Alvarado, ha dicho que se pagará "un precio justo" por las acciones de la refinería. El Vicepresidente Álvaro García Linera ha dicho que entonces "quizá" se indemnizará a los dueños originales. El presidente Morales declaró en Europa que las indemnizaciones no corresponden, porque las empresas petroleras actuaron ilegalmente en su país. Se anunció, sin embargo, que no se expropiará propiedades ni equipos a las petroleras si éstas no logran un acuerdo en los 180 días.
Todavía no está clara la manera por la que la estatal petrolera se potenciará económicamente para participar en toda la cadena de los hidrocarburos y garantizará el pago del Bonosol. Con el Decreto, a YPFB se le pasarán papeles de propiedad y los recursos líquidos que genere el nuevo impuesto a San Antonio y San Alberto.

II. Análisis

1. La nacionalización: Una victoria pírrica


Era improbable que el presidente boliviano incumpliera una de las dos grandes promesas electorales que hizo para ganar la elección (la primera, la asamblea constituyente, ya está en marcha y, por tanto, fue otro de los motivos para adelantar la decisión porque se espera que ésta le permita obtener una amplia mayoría de constituyentes, e incluso los dos tercios necesarios para controlarla).
Ello sobre todo luego de la Ley de Hidrocarburos que comenzó a modificarse en el gobierno de Carlos Mesa, que elevó los impuestos al 50% y que ya obligaba a la renegociación de contratos. El decreto de nacionalización se basa en esa ley y si bien va más allá, mantiene el espíritu de convertir a las compañías petroleras en proveedoras de servicios.
Lo que sí desconcertó a la región entera fue el incremento impositivo, la toma de las acciones controladoras de algunas empresas productoras, refinadoras y transportadoras de hidrocarburos, además de la forma y la oportunidad del Decreto nacionalizador.
Por un lado la puesta en escena de Morales (militarizando campos, incluso aquellos que ya eran estatales), guardando el secreto de forma pocas veces vista en Bolivia (el "Día D", lo llamó un ministro y esa fue la única filtración que hubo antes de la aprobación del Decreto). Una reunión de gabinete en la madrugada con himno nacional al concluir, las declaraciones explosivas del Presidente boliviano en el principal campo productor de gas en Tarija, mientras en La Paz su Vicepresidente lo escuchaba desde el balcón del Palacio Quemado, anunciando que las tropas se movilizaban.
Lo que también fue desconcertante es que no avisara a los dos principales socios de Bolivia, Brasil y Argentina, y prefiriera hacerlo, pocos días antes, a Cuba y Venezuela. Un ministro argentino se quejaba de que estas cosas se avisan por lo menos con 15 minutos de anticipación antes de anunciarlas públicamente. Lula llamó a Kirchner para invitarlo a una cumbre de emergencia, pero sobre todo para quejarse de que se había enterado por el periódico.
Fue tanta la sorpresa ese 1º de mayo, que el feriado se aguó para todos los ejecutivos petroleros con intereses en Bolivia, que tuvieron que concertar reuniones de emergencia, mientras ministros de Brasil, Argentina y España retornaban a sus países en aviones privados tan pronto como recibieron la comunicación por teléfono. Bolivia no había sido tan importante en la región desde hace mucho, y eso son datos que no hay que dejar de lado para entender lo que siente en este momento la mayoría de los bolivianos que apoyan sin condiciones a su líder.
Morales llamó a su decreto "Héroes del Chaco" en referencia a la guerra entre Bolivia y Paraguay, que según el imaginario popular fue impulsada por empresas petroleras, y que desembocó no sólo en la nacionalización de la Standar Oil, sino, con el transcurso de los años, en el surgimiento del nacionalismo, la revolución del 52 y la fundación del Estado boliviano moderno.
Si bien con bemoles (como se verá más adelante), la nacionalización se convirtió en una victoria para Evo Morales. Una victoria pírrica, si se piensa a largo plazo, porque Bolivia cada vez es menos atractiva para invertir y sólo podrá contar con los excedentes que genere el gas nacionalizado para financiarse. Eso sí, muy útil para manipular las emociones populares, predispuestas como están contra unas empresas que perciben como expoliadoras, mientras la mayoría de los bolivianos no logra reunir los 60 dólares al mes que necesitaría para sobrepasar la línea de la pobreza. Pírrica, pero victoria al fin.
Si bien Chile es afectado indirectamente por este proceso, ha mantenido distancia pública del problema, pese a las contradicciones entre funcionarios gubernamentales y la Presidenta de la República. El ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, desde una postura más académica que política, dijo que el gobierno está preocupado por los alcances que pueda tener la nacionalización ya que "los esquemas de integración están siendo cuestionados". Advirtió que si la situación se mantiene esto "significará la reducción del crecimiento de toda América Latina en el ámbito económico y de empleos". Bachelet, por su parte, prefirió no comentar la medida y se reunirá con Morales en la cumbre entre Latinoamérica y Europa.

2. Los problemas de Brasil como líder continental


Pero Brasil sin duda es el más afectado. Depende del gas boliviano (a diferencia de Argentina que apenas recibe el 4% de lo que consume), y más de la mitad del que necesita proviene de Tarija. Lula admite que es un "error estratégico" que Brasil dependa de una sola fuente de abastecimiento, con lo cual sugirió en forma implícita la posibilidad de plantearse nuevos horizontes, pero cualquier cambio estratégico no será inmediato (hay que recordar que Petrobras declaró el 2006 como el año de la autosuficiencia petrolera, un objetivo que tenía desde su fundación en 1953).
Además, al parecer Lula va a enfrentar una reelección con las relaciones internacionales deterioradas y con una situación interna muy adversa, como refleja la prensa de ese país. En su último número, la revista Veja afirma que "Brasil se llevó una patada en el trasero dada por Hugo Chávez y su fantoche boliviano, Evo Morales. Antes, los dos se fueron a pedir la bendición del patriarca Fidel Castro para lo que planeaban hacer. Ninguno de esos compañeros tuvo la delicadeza de avisar al ocupante del Palacio de Planalto que se jugaba un liderazgo regional, con condiciones hasta para ser líder mundial. Pobre Lula, fue el último en saber que el presidente Morales iba a apoderarse de las propiedades brasileñas en Bolivia y poner en riesgo el suministro nacional de gas natural".
Antes de la cumbre de Iguazú, la Fiesp (la central empresaria de San Pablo) clamaba por represalias y hasta el titular de Petrobras anunciaba contragolpes.
Pese a todo ello, Lula no está dispuesto a dejar que un Mercosur en crisis y una América el Sur desarticulada sea el balance presentado como resultado de su política exterior después de cuatro años de gobierno, y que su papel de líder regional sea puesto en duda de forma tan flagrante. Tanto desde el punto de vista estratégico como del político, la situación le es adversa; lejanos están los días en que Morales asistía a los actos del PT y llamaba hermano mayor al brasileño.
Hay que recordar que hace dos escasas semanas Lula tuvo que convocar a otra cumbre de emergencia esta vez con Néstor Kirchner primero y después con Hugo Chávez, porque el venezolano se había reunido días antes en Asunción con Evo Morales, Nicanor Duarte Frutos (Paraguay) y Tabaré Vásquez (Uruguay). Esta "cumbre paralela del Mercosur" molestó a Brasil y Argentina.
En esa reunión, Lula y Kirchner le "hicieron saber" a Chávez que preferían que bajara los decibeles de sus opiniones públicas en temas atingentes al sur del continente. Pero, a la vez, una de las conclusiones más visibles de la reunión fue el visto bueno al Gasoducto del Sur, un proyecto que unirá Puerto Ordaz con el Río de la Plata -a través de Brasil-, de unos 8.000 kilómetros de extensión, proveerá de gas venezolano a Brasil y Argentina, y demandará una inversión estimada de 25 mil millones de dólares. El proyecto significa que Brasil se convertirá de hecho en el coordinador de la integración física de América del Sur. Pero esto llevará muchos años y mientras tanto Bolivia sigue siendo importantísima para las economías más grandes del sur del continente.
Por todo ello, las medidas que Lula tomó después de la nacionalización fueron potentes pero menos agresivas de lo que esperaba la elite brasileña:

i) En el frente externo convocó a una cumbre de emergencia en Iguazú para evitar una escalada diplomática, para disminuir expectativas sobre los precios del gas y evitar cualquier corte de suministro. La intención fue anteponer un carril negociador a cualquier posible exabrupto.
ii) Emitió una opinión políticamente correcta, pero dejó que Petrobras y otros funcionarios criticaran duramente la medida de Morales. Ellos no descartaron recurrir a tribunales internacionales y puso plazos de negociación.
iii) Emitió una declaración muy dura contra Venezuela en la que critica su actuación en este proceso (a lo que respondió la cancillería venezolana negando cualquier influencia en la nacionalización).
iv) Envió una delegación de alto nivel de su gobierno y de Petrobras para negociar con el gobierno boliviano.

En la cumbre de Iguazú Bolivia consiguió salvar en parte la turbulencia regional y logró abrir con Argentina y Brasil un espacio de discusión sobre eventuales nuevos precios de exportación de gas de manera "bilateral", "racional" y "equitativa". Actualmente, Bolivia le vende a Brasil a $us 3,38 el millón de BTU (Unidad Térmica Británica), pero Bolivia quiere cobrar más, considerando que el precio internacional supera los $us 7.
A esa cumbre estuvo invitado Chávez, no sólo porque posee las principales reservas de gas del continente, sino porque en la nacionalización boliviana hay una notable y notoria presencia de ese país. Evo no lo hubiera hecho en tan corto tiempo sin ayuda del venezolano.

3. El modelo venezolano y la influencia de Chávez

La decisión de Bolivia de nacionalizar sus reservas de hidrocarburos tiene como una de sus referencias el modelo de PDVSA. Venezuela nacionalizó el sector en 1976, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y, luego del giro neoliberal de los 80, hace sólo dos meses implementó nuevas normas apoyadas en una ley de 2001 y en la nueva Constitución de Chávez. Toda firma está obligada a asociarse a PDVSA y en cada consorcio la mayoría del capital, es decir más del 50%, es pública. Además, mientras el recurso extraído es de propiedad mixta, PDVSA monopoliza su venta. En marzo último, cuando debutó el nuevo tipo de asociación entre Estado y privados, 17 empresas firmaron los nuevos contratos.
Se ha analizado profusamente en los últimos días un "resurgimiento de condiciones similares a la de la guerra fría", en base a un eje encabezado por Chávez junto a Fidel Castro y Evo Morales, financiado por la chequera del primero, y cuyo primer fruto sería el Tratado de Comercio entre Pueblos firmado en La Habana.
Actualmente el venezolano parece escapárseles de las manos incluso a los que considera sus amigos y a quienes junto con él llama los tres mosqueteros: Brasil y Argentina. Estos países son los responsables ante Washington de moderarlo, pero en este momento tienen motivos de preocupación: Los escarceos de Chávez con Irán (defiende el programa atómico de los ayatolás); su deseo de tener un espacio transitorio en el Consejo de Seguridad de la ONU; su salida de la CAN y su presencia activa en el Mercosur, complican la ya de por sí agitada agenda de sur del continente.
Caracas además, actúa ambivalentemente: Dejó la CAN pero alienta proyectos de integración energética con Colombia. Hace lo mismo con Uruguay y Bolivia, y al mismo tiempo fue el país que más bonos de la deuda adquirió al gobierno de Kirchner alejándolo de cualquier circunstancial ahogo financiero. A pesar de las nuevas reglas y de la postura ideológica de Hugo Chávez no hay que olvidar que Venezuela está aumentando su comercio con Estados Unidos a cifras sin precedentes. Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, las exportaciones de Venezuela a ese país pasaron de $us 15.200 millones en 2001 a $us 34.000 millones en 2005. Y no se trata sólo de petróleo, sino de hierro, acero y vehículos. Asimismo, las importaciones venezolanas de Estados Unidos crecieron de $us 5.600 millones a $us 6.400 millones en el mismo período. Los negocios no tienen ideología.

4. El mercado mira a Petrobras y Argentina se gasifica

La clave será en qué condiciones terminarán la negociación de los contratos. Todo el mercado está observando la postura de Petrobras, el actor de mayor peso; por eso la reunión que culminó el 10 de mayo entre el gobierno boliviano y la petrolera fue tan importante.
Inmediatamente después de la nacionalización, mientras el gobierno de Lula llamaba a la calma, el verdadero sentimiento de los brasileños se expresaba a través de los ejecutivos de Petrobras que anunciaron en un comunicado que la nacionalización era unilateral e inamistosa. Poco después, Lula dejó establecido que Petrobras es una empresa autónoma y que esa compañía definirá sus inversiones según sus posibilidades y retornos.
En Bolivia, antes del 10 de mayo, Petrobras amenazó con recurrir a tribunales en Nueva York para quejarse si no hay arreglo en menos de 45 días. También analiza la posibilidad de acudir al Tribunal Constitucional de Bolivia, donde podría tener algún éxito sin afectar lo central de la medida.
Sin embargo, el documento conjunto de los negociadores bolivianos y brasileños es, obviamente, más moderado. Señala que Petrobras respetará la nacionalización y la aceptará "de acuerdo a la normativa aplicable". También que ambas partes estudiarán las compensaciones adecuadas para la petrolera. Este comunicado ha sido enturbiado por posteriores declaraciones del presidente Morales, quien dijo que en su opinión no debería haber ninguna indemnización.
La nacionalización privará a Petrobras de unos 1.500 millones de dólares en los próximos 12 años. Sin embargo, según el Vicepresidente boliviano, que se basa en consultorías realizadas por Venezuela y otros países, la participación de 18 por ciento que tendrá en el valor de la producción en su principal yacimiento en Bolivia, San Alberto, "le garantiza un margen de utilidad de al menos 15 por ciento".
Por otra parte, no existe nadie que no piense que el endurecimiento de la política de hidrocarburos de Morales afectará el horizonte gasífero argentino. La conclusión es casi lineal: no habrá, al menos durante los próximos seis meses, inversiones energéticas en Bolivia, y eso aleja la posibilidad de que Bolivia desarrolle reservas y se convierta en el proveedor natural de la Argentina.
Ahora bien, Morales se endureció no sólo para las empresas. El gobierno boliviano hará todo lo posible por ubicar el precio del gas que le vende hoy a la Argentina bastante cerca de los 5 dólares el millón de BTU, un aumento del 50% en relación con lo que se paga hoy. Ambos países están negociando por ese precio. Con Argentina, Bolivia tiene un contrato que establece la exportación de 6,5 Mmmcd, pero hasta el momento se estaba exportando 4,5 Mmmcd.
Entre Bolivia y Argentina también se tiene previsto un Gasoducto del Noroeste (que puede permitir venderle a este país hasta 20 millones de metros cúbicos diarios); para su construcción se habían comprometido Techint y Repsol YPF.

5. Repsol-YPF y las otras afectadas

La nacionalización no mereció sólo los comentarios de las firmas afectadas sino también del Gobierno español y la Unión Europea, que se manifestaron preocupados por el tema, e impactó las acciones de Repsol-YPF que, tras el anuncio, sufrieron una caída en la Bolsa madrileña. Sin embargo, una misión que España envió a Bolivia para tratar el tema con el gobierno de Morales el 8 de mayo, anunció que aceptó iniciar tratativas para que Repsol se asocie al Estado boliviano, lo que es una parte sustancial del proceso y un nuevo éxito para Morales. El jefe de la misión afirmó que con esta gestión comienza una fase de diálogo y negociaciones con funcionarios bolivianos.
En ese sentido, hubo declaraciones como la del vicepresidente segundo de España y ministro de Economía, Pedro Solbes, quien afirmó que la nacionalización fue adoptada por un gobierno elegido democráticamente, pero no descartó recurrir a la vía legal si fracasa la negociación. Agregó que la medida supone la "ruptura" de acuerdos internacionales, equiparables en cierta forma a una "expropiación".
Ya el presidente de Repsol-YPF, Antoni Brufau, había dicho que si bien estaba preocupado por la decisión del gobierno de La Paz, los 180 días estipulados por Morales para renegociar los contratos vigentes representan un "tiempo más que suficiente para llegar a un acuerdo de partes".
Además, en cartas enviadas a YPFB y al ministro boliviano de Hidrocarburos, las empresas Repsol-YPF y Petrobras manifestaron al gobierno su decisión de quedarse en el país y de reservarse el derecho de asumir acciones respecto a la medida de la nacionalización.
Bolivia representa el 11% de la producción de Repsol-YPF, aproximadamente el 18% de las reservas y el 2,5% de sus utilidades. La aportación del país al resultado operativo de la compañía no llega al 1%.
Otras empresas como la British Petroleum afirmaron que "quieren buscar fórmulas para seguir trabajando con el Gobierno boliviano". La empresa británica tiene poca presencia y sus intereses se limitan a un porcentaje en la empresa Andina.
La francesa Total esperará "a ver qué pasa". Sólo tiene participación en Bolivia en dos pozos que explota la brasileña Petrobras.
El gigante mundial del petróleo ExxonMobil anunció que estudia la estrategia que seguirá pero que ?todavía es pronto para hacer una evaluación?. La compañía tiene el 34% del yacimiento de gas de Itaú. "Obviamente hay preocupación por la repercusión de esta medida, pero no sabemos cuál va a ser el impacto futuro", sostuvo el portavoz de Exxon Mobil Corp.

6. El clima regional y los EE.UU.

Hay un reconocimiento implícito de que el clima político de la región no es el mejor de los últimos años, sin embargo, EE.UU. prefiere abstenerse y dejar la responsabilidad de resolver la crisis regional a Brasil y Argentina.
En ese sentido, el Departamento de Estado valoró la rapidez con que esos países reaccionaron frente a la nacionalización. Y también los esfuerzos que están haciendo por contener a Evo Morales. De hecho, existe cierto alivio porque no fue Estados Unidos el que tuvo que intervenir.
Según el periódico Clarín: "Que se olviden del Consejo de Seguridad si no pueden manejar esto", afirmó un funcionario del gobierno de Bush, haciendo referencia a Brasil y a su aspiración de ocupar una banca en el órgano máximo de las Naciones Unidas.
"Bolivia ha dado algunos pasos que van a tener consecuencias interesantes en toda la región. No sabemos cuáles serán. Pero obviamente hay países que van a estar afectados por eso y ellos son los que están negociando con Bolivia en este momento", dijo por su parte Thomas Shannon, subsecretario para Asuntos Hemisféricos.
Según La Nación de la Argentina, un empresario que asistió a una comida organizada por el Consejo de las Américas ?en la cual el zar de los servicios de inteligencia, John Negroponte, fue el orador principal? dijo por su parte que "todos los empresarios que estaban en esa comida, y había muchos del sector energético, están muy entusiasmados con la intervención de Argentina y Brasil. Creen que Estados Unidos tiene tantos problemas en Oriente Medio que no quiere comprarse otro".

III. Perspectivas futuras

Un editorial del diario El País de España, afirma que "el Presidente de Bolivia debería ser consciente de que su posición es casi tan complicada como la de las compañías confiscadas". Sin embargo, por ahora ninguna empresa habla de irse. Las razones por las que las empresas quieren quedarse a pesar del cambio en las reglas es que aún así sigue siendo un negocio rentable por la dimensión de las reservas bolivianas y por los precios ascendentes de los hidrocarburos.
Además Evo Morales necesita del capital privado porque carece de los recursos para asumir las operaciones. Entonces, podrá tensar la relación con las petroleras hasta el límite, pero es muy difícil que la deje caer. Explorar y explotar significa invertir, y en ningún país de la región las sumas que se requieren pueden ser cubiertas únicamente por el Estado.
Algunos imaginan, por ejemplo, una alternativa para la renegociación de los contratos que permita a Morales mostrarle al pueblo boliviano que tiene mayoría accionaria en el gas y a las petroleras que no cederán completamente el control. Sin embargo, también está claro que, por lo menos en este tiempo, no va a invertir absolutamente nadie y no se van a desarrollar nuevas reservas.
Hay quienes afirman que más que la disminución de las utilidades, lo que molesta es el escaso grado de certezas. Lo mismo ocurre para los gobiernos; por eso el secretario de Asuntos Internacionales de la presidencia de Brasil, Marco Aurelio García, afirmó que "no somos rehenes del gas boliviano". Y a García es a quien más escucha Lula a la hora de referirse a Bolivia.
A su vez, si entre el 15 y el 20% del PBI de Bolivia es generado por la operación de Petrobras, "Bolivia no tiene otra opción que venderle a Brasil", como dijo el presidente de esa compañía, José Gabrielli. Pero también admitió que Petrobras ya estudia alternativas, como la expansión de otras fuentes de suministro, incluyendo el gas proveniente de yacimientos brasileños en el océano Atlántico, pero que Brasil no cuenta con "una solución adecuada a una situación de emergencia" en caso de interrumpirse el suministro boliviano.
Morales es consciente de esa situación, por eso no parece dispuesto a perder la oportunidad que implica la situación interna boliviana, la dependencia brasileña, el alza del precio del petróleo, la situación en Irán, los preparativos de Chávez para aumentar los impuestos y las regalías a las compañías extranjeras que operan en la cuenca del río Orinoco.
Como dijo el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Luis Machinea, hoy existe una incapacidad manifiesta en América Latina por lograr una integración energética, pese a que la región es, en términos generales, una exportadora neta de combustible.
Por tanto, es improbable que en el corto plazo proyectos como el anillo energético sean exitosos en la región.
The Economist afirma que "Venezuela es el quinto exportador más grande de petróleo del mundo. Bolivia se jacta de tener las segundas reservas de gas natural más grandes de América del Sur, pero eso no la pone dentro de la lista de los 20 depósitos más grandes del mundo. Debido a que el gas natural no se transporta tan fácilmente como el petróleo, tiende a concentrarse a un mercado mucho más regional que éste, lo que significa también que los acontecimientos en Bolivia no afectarán el precio del gas natural en otras partes del mundo... La inversión en el sector de energía de Bolivia se ha desplomado en los últimos tres años debido a la agitación y a la incertidumbre políticas sobre el futuro de la industria".
La nacionalización boliviana no ha sido "formal" ni "simbólica", sino que -todo lo contrario-, conlleva expropiaciones de distinto tipo. Para algunos analistas informados "se trata de un punto de inflexión en la trayectoria del gobierno, que abre una nueva etapa signada por la radicalización política e ideológica". Fue adoptada con la mente puesta en las elecciones para la Asamblea Constituyente del 2 de junio; y para contrarrestar la creciente ola de conflictos sociales, algunos de los cuales tendían a escapar al control del gobierno.
Como era de esperar, la nacionalización está generando un fervor nacionalista en el país, que seguramente se reflejará electoralmente. Ese es un dato importantísimo a tener en cuenta porque el parte aguas real de este gobierno se dará en la asamblea constituyente, donde hay sectores que buscan una redistribución real del poder, una medida que no se animó a tomar ni siquiera Hugo Chávez quien es muy puntual en sus envíos de petróleo a EE.UU. y que no tocó estructuralmente a la burguesía de su país. Además, a la hora de los negocios Venezuela es competidora de Bolivia.
Según el vicepresidente García Linera, lo que viene es "la discusión del régimen de propiedad de los recursos naturales, el modelo económico, los derechos de los pueblos indígenas, la descentralización político?administrativa y los derechos sociales de las personas", una agenda que ya tiene nerviosos a todos los bolivianos, cualquiera sea su postura.
Hasta ahora había cierta incertidumbre sobre el sentido en que avanzaría el gobierno de Morales. Para algunos, era posible una evolución similar a la del presidente brasileño. También se hablaba, alternativamente, de una vía populista revolucionaria, intensamente nacionalista y hasta socializante. El Decreto de nacionalización muestra que el gobierno se ha definido, y que hoy se ubica más lejos de la izquierda reformista del continente, de las corrientes que en Brasil, Chile y Uruguay.
Este proceso tendrá como uno de sus pilares a las Fuerzas Armadas, que han sido implicadas en la nacionalización, lo que puede ofrecerle al gobierno la llave del poder real.
Uno de los obstáculos para lograr estos objetivos puede ser la presión internacional, afirma el analista Henry Oporto. Otro, el triunfo del proyecto autonómico que impulsa Santa Cruz, porque las nuevas autoridades de los departamentos productores de hidrocarburos seguramente exigirán una participación en la política energética.
Evo Morales ha dicho que no está en sus planes nacionalizar los proyectos mineros de plata de las firmas estadounidenses Apex Silver y Coeur d'Alene (Apex Silver iniciará operaciones el próximo año en la mina San Cristóbal, el mayor depósito de plata conocido en Bolivia y en el que se prevén inversiones de hasta $us 800 millones. La Cour D'Alene dirige el proyecto San Bartolomé, que explota los residuos acumulados alrededor del Cerro Rico de Potosí).
Pero a sólo días de haber nacionalizado los hidrocarburos, el gobierno boliviano anunció una reforma agraria (para confiscar entre 11 y 14 millones de hectáreas de tierras consideradas improductivas). Esa nacionalización de tierras se aprobaría antes de la instalación de la Asamblea Constituyente, el 6 de agosto próximo, y si hay algo que produce escozor en la élite del poderoso departamento de Santa Cruz es este tipo de anuncios. La primera reforma agraria (en 1953), necesitó una revolución y la disolución del ejército para concretarse.
Pero no todas son noticias de este tipo y hay otras que muestran que la ambivalencia es una norma en el gobierno de Morales. Hace unos días decidió ceder a los potenciales inversionistas que se adjudiquen la explotación del Mutún (la principal reserva de hierro del país) la administración exclusiva del proyecto los primeros 20 años, con la condición de que los dos decenios siguientes la empresa comparta el manejo con el Estado. Se estima que el yacimiento captará inversiones superiores a los mil millones de dólares.
Para complejizar más el cuadro, hay que tener en cuenta que hace unos meses está permitido tener mayores cultivos de coca en ciertas regiones de Bolivia, lo que tarde o temprano resultará en mayores envíos de cocaína a Brasil, el segundo mayor consumidor de esa droga del mundo, lo que pondrá aún más a prueba las relaciones entre ambos países. Y, por supuesto, las relaciones con EE.UU., país que considera este tema como de seguridad nacional y, al igual que el terrorismo, le resulta innegociable.
Finalmente, no se puede soslayar, sobre todo en relación a Bolivia, que a medida que sube el precio del petróleo, o que el Time afirma que es el latinoamericano más influyente en el mundo, Hugo Chávez eleva la voz y ni siquiera Lula y Kirchner pueden detenerlo.
Entre la ingeniería petrolera venezolana para la nacionalización y la armadura social cubana (se acaban de formar una especie de comandos de la revolución para defender el gobierno de Morales), lo que vaya a ocurrir en los próximos meses es todo menos previsible.

Anexo

Petrobras en Bolivia

Petrobras responde por el 24 por ciento de la recaudación de impuestos, el 18 por ciento del Producto Interno Bruto y el 20 por ciento de las inversiones extranjeras directas. Opera el 75 por ciento de las exportaciones de gas enviadas desde Bolivia a Brasil; el 46 por ciento de las reservas, el 95 por ciento de la capacidad de refinación y el 23 por ciento de la distribución de derivados. También produce el 100 por ciento de la gasolina y el 60 por ciento del diesel que consume Bolivia. Sus inversiones entre 1994 y 2005 sumaron 1.500 millones de dólares, 1.000 millones de manera directa y el resto por sus socios.
Opera el gasoducto a través del cual se lleva el hidrocarburo al mercado brasileño, que tiene capacidad para 30 millones de metros cúbicos por día. En el 2005 sus ventas promediaron 22,9 millones de metros cúbicos para Brasil y 0,9 millones para Argentina.
El gas boliviano representa un 52,5 por ciento de la participación "en nuevos descubrimientos internacionales y de las reservas de Petrobras en el exterior".
En Bolivia se localizan la mayor parte de esas reservas, 158 mil millones de metros cúbicos, contabilizadas por Petrobras dentro de sus activos propios según la Securities and Exchange Commission, de Estados Unidos, organismo que regula los mercados de valores de ese país.

PDVSA en Bolivia


Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) tiene proyectos para participar en varias acciones de la cadena productiva de los hidrocarburos, en asociación con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. Además, construirá una planta de separación de líquidos en Santa Cruz para obtener gas licuado de petróleo (GLP) de la corriente de gas natural que se va a Brasil. Esta instalación se levantará en Río Grande, paralela a la planta actual.
PDVSA pretende incursionar en la exploración de zonas no tradicionales y en la producción de hidrocarburos.
Por otra parte, PDVSA construirá una planta de asfalto. Asimismo, esta compañía aportó con la capacitación al personal técnico de YPFB. A fines de enero, PDVSA abrió sus oficinas en La Paz.

Otras empresas que operan en Bolivia

Aproximadamente quince empresas petroleras del sector de exploración y producción ("upstream") operan en Bolivia y son las que sufrirán los efectos de la nacionalización. Las principales son la hispanoargentina Repsol y la brasileña Petrobras, que controlan más del 70% de las reservas gasíferas. También operan British Gas y British Petroleum y la francobelga TotalFinaElf. Tienen además inversiones las estadounidenses Energy y Exxon, la argentina Pluspetrol, la Canadian Energy, la coreana Dond Wong y Transredes, de Shell.

Las reservas y campos en Bolivia

Las reservas actuales del país ascienden a 48,7 trillones de pies cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés) de reservas de gas natural probadas y probables, y 856,6 millones de barriles de petróleo condensado. (Al cierre de 2005, Bolivia contaba con 26,7 trillones de pies cúbicos de reservas probadas de gas y 22 TCF de reservas probables. En cuanto al crudo, en ese mismo periodo las reservas probadas llegaron a 456,2 millones de barriles y las probables llegaban a 391,4 millones).
En los últimos nueve años, la cantidad de reservas de gas natural en Bolivia se incrementó en 854 por ciento. Este descubrimiento de reservas es producto de las inversiones de las empresas petroleras que llegaron a Bolivia tras la firma del contrato de compraventa de gas con Brasil y la construcción del gasoducto binacional, así como la capitalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Con la nacionalización el Estado pasa a asumir el control de 67 campos productores de gas y petróleo que comprenden 732.246 hectáreas de extensión, a lo que se suman 2,3 millones de hectáreas en campos de exploración de hidrocarburos.
La petrolera Andina cuenta con 18 campos, BG Bolivia tiene bajo su control tres; la capitalizada Chaco opera en 21 campos; Pluspetrol cuenta con seis; Petrobras opera en cinco; aunque son los reservorios más grandes como San Alberto y San Antonio; Repsol YPF tiene cuatro dentro de los cuales está el campo Margarita; Pluspetrol controla seis; Total opera en Itaú e Incahuasi, considerados también como grandes reservorios; Vintage tiene tres y Dong Won uno.

Los Cuatro Mosqueteros

Hay demasiadas caras de sorpresa con la medida decretada por Evo Morales para creer que todas son sinceras. Era poco probable que el presidente boliviano no cumpliera con una de las dos grandes promesas electorales que hizo. La primera ?una asamblea constituyente? está en marcha, y es otro de los motivos que tuvo para no dilatar más su segunda decisión histórica: la nacionalización de los hidrocarburos.
Lo que sí desconcertó a la región entera fue la oportunidad (y en política la forma muchas veces es tan importante como el fondo): La militarización; el secreto con que se tomó la medida (el Día D lo llamó un ministro y esa fue la única filtración); la reunión de gabinete en la madrugada... una puesta una escena digna del siglo XXI, para una medida que tiene cierto dejà vu del XX.
Como se trata de la tercera nacionalización que hay en Bolivia, la frase que inmediatamente viene a la mente es marxista: La historia se repite primero como tragedia y después como farsa; pero Morales parecería inmune a esas advertencias porque sabe que la negociación con las empresas petroleras será exitosa.
Alguien afirmaba que el gas lamentablemente no está en Suiza. Los petroleros saben tratar con teocracias fundamentalistas, dictaduras sangrientas, regímenes socialistas y capitalistas tejanos. Han sobrevivido en África y Asia, ¿por qué no habrían de hacerlo en Bolivia?
Muchos anticipan las escenas del próximo capítulo: previsiblemente refunfuño de las empresas, firma de nuevos contratos y el congelamiento de las inversiones por seis meses. Pero nada muy dramático en una industria donde el umbral de alarma es mucho más alto que lo normal.
Lo que sorprendió más fue que Morales no tuviera la gentileza de informar a los dos principales socios de Bolivia: Brasil y Argentina, y prefiriera hacerlo a vecinos más lejanos: Cuba y Venezuela. Un ministro argentino se quejaba de que en estos casos se avisa por lo menos 15 minutos antes. Lula, dolido, llamó a Néstor Kirchner para quejarse de que se había enterado por el periódico.
Tenía motivos para estar molesto. A diferencia de Argentina que apenas importa el 4% de lo que consume, más de la mitad del gas que necesita Brasil proviene de Bolivia. Además, el brasileño no está dispuesto a enfrentar una reelección presidencial con las relaciones internacionales tan deterioradas, un MERCOSUR en crisis, una América el Sur caótica y su liderazgo regional puesto en duda. Lejanos están los días en que Evo lo llamaba hermano mayor, o en que Chávez lo tenía en cuenta.
Por eso convocó a una reunión de emergencia a Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Evo Morales, la segunda en menos de un mes. La primera, hace escasas dos semanas (sin Bolivia), fue porque el venezolano se había reunido con los socios pequeños del MERCOSUR, lo que molestó a Brasil y Argentina. En ese entonces Lula y Kirchner le insinuaron a Chávez que se abstuviera de tratar asuntos que consideran sólo de su incumbencia; luego del rapapolvo, lo abrazaron y los tres dieron el visto bueno al Gasoducto del Sur, un proyecto faraónico que unirá a sus países.
La cumbre de emergencia convocada para hoy en las Cataratas del Iguazú será esta vez para llamar la atención a Morales. Servirá también para renegociar precios del gas (Brasil y sobre todo Argentina pagan mucho menos que el precio internacional), y para invitar a Bolivia a integrarse al mega gasoducto. Esta vez Chávez se reirá de quienes lo reprendieron hace sólo 15 días: En la nacionalización boliviana hay una notoria presencia suya, lo que demuestra que Venezuela ya tiene un pie en el sur del continente.
Es que a medida que sube el precio del crudo, o que el Time afirma que es el latinoamericano más influyente, Chávez eleva la voz y ni siquiera Lula y Kirchner pueden detenerlo.
Nuevamente los "tres mosqueteros" (como se auto-definieron) en una cumbre a la que invitaron a un cuarto, quien demostró ?a diferencia de la novela? que puede hermanarse con uno y desafiar a duelo a dos de ellos sin que se le muevan las cejas. Lo de todos para uno, uno para todos es demasiado retro, incluso para Morales.

Cumbre Lula-Kirchner-Chávez (informe)

Resumen ejecutivo

Finalizó la reunión entre Lula, Kirchner y Chávez, una cita de emergencia por el conflicto que se suscitó la semana pasada cuando el venezolano se encontró en Asunción con Evo Morales, Nicanor Duarte Frutos y Tabaré Vásquez. Esta ?cumbre paralela el MERCOSUR? molestó a Brasil y Argentina, que son responsables ante Washington de moderar a Venezuela.
En la cumbre trilateral, Lula y Kirchner le "hicieron saber" a Chávez que preferían que moderara su participación y sus opiniones públicas en temas del sur del continente.
Una de las conclusiones más visibles de la reunión es el visto bueno al Gasoducto del Sur, un proyecto que unirá Puerto Ordaz con el Río de la Plata ?a través de Brasil?, de unos 8.000 kilómetros de extensión y que demandará una inversión estimada de 25.000 millones de dólares.
Los tres mandatarios coincidieron en invitar a Bolivia en la construcción del gasoducto. Bolivia ha manifestado que se trata de un bluff inviable y que es una forma de presión para negociar los precios del gas.
El proyecto significa además que Brasil se convertirá de hecho en el coordinador de la integración física de América del Sur.


Antecedentes

Ayer finalizó la reunión entre Luiz Inacio da Silva y Néstor Kirchner, a la que se sumó al final Hugo Chávez. Se trata de la cuarta reunión trilateral en un año entre estos presidentes.

La entrevista entre Lula y Kirchner tuvo como trasfondo el enfrentamiento entre Argentina y Uruguay por la instalación de dos plantas de celulosa en territorio uruguayo que los argentinos consideran contaminantes. La crisis de las papeleras provocó en Uruguay un debate sobre la conveniencia de permanecer en el MERCOSUR, un tema que también fue puesto en cuestión por Paraguay.

Pero sobre todo, fue una cumbre de emergencia por el conflicto que se suscitó la semana pasada cuando Chávez se reunió en Asunción esta vez con Evo Morales, Nicanor Duarte Frutos y Tabaré Vásquez, los dos últimos socios menores del MERCOSUR.

Esta "cumbre paralela" no sólo molestó a Lula y Kirchner que no fueron invitados, sino que sirvió para confirmar que Chávez tiene la intención de influir de forma determinante en la región. En esa oportunidad se habló de un gasoducto que no tocaría territorio argentino y brasileño y se defenestró a la Comunidad Andina de Naciones (con declaraciones explosivas de Hugo Chávez y Evo Morales en su contra, dolidos como están por la firma de un TLC entre Colombia y Perú con EEUU).

Finalmente, Chávez afirmó en ese entonces que "si el MERCOSUR tiene que morir para que nazca una verdadera integración, entonces que muera", lo que sonó bien a Duarte Frutos y Tabaré Vásquez. Asimismo, se consolidó el deseo chavista de ingresar plenamente al bloque del MERCOSUR (prefiere estar cerca de una alianza cuyo volumen comercial se arrima a los 150 mil millones de dólares, mientas que los países andinos intercambiaron en el 2005 apenas 9 mil millones).

La cumbre trilateral

La reunión trilateral que concluyó ayer se hizo para contrarrestar este explosivo escenario y fue comandada por el propio Lula. Brasil está molesto porque percibe que Chávez comienza a cuestionarle el liderazgo regional y que es una presencia disolvente en América latina.

Lula no está dispuesto a dejar que un MERCOSUR en crisis y una América el Sur desarticulada sea el balance presentado como resultado de su política exterior después de cuatro años de gobierno. Tampoco quiere tener que enfrentar el escenario electoral con la disyuntiva de respaldar a los empresarios paulistas frente a Evo Morales que, a raíz de la influencia caraqueña, está en una fuerte disputa no sólo con Petrobras sino con otras empresas brasileñas, a las que les exige seguir el modelo venezolano (asociación obligatoria de la empresa estatal con los privados para la explotación petrolera). Eso es considerado por Lula como una intromisión de Chávez en parte de su espacio natural de influencia.

Lula le dijo a Chávez en la cumbre que deje de alentar a Morales en su agresiva política contra Petrobras. Según el relato de un funcionario argentino presente en la sala le pidió: "Quisiera que hablaras con Evo. No entiendo por qué está actuando contra nosotros".

El factor Chávez

Actualmente el venezolano parece escapárseles de las manos incluso a los que considera sus amigos y a quienes junto con él llama los tres mosqueteros: Brasil y Argentina. Estos países son los responsables ante Washington de moderarlo, pero hay motivos de preocupación: Los escarceos de Chávez con Irán (defiende el programa atómico de los ayatolás); su deseo de tener un espacio transitorio en el Consejo de Seguridad de la ONU; su salida de la CAN; y ahora su presencia activa en el MERCOSUR, complican la ya de por sí agitada agenda de sur del continente.

Caracas además, actúa ambivalentemente: Dejó la CAN pero alienta proyectos de integración energética con Colombia. Hace lo mismo con Uruguay y Bolivia, y al mismo tiempo fue el país que más bonos de la deuda adquirió al gobierno de Kirchner alejándolo de cualquier circunstancial ahogo financiero.

El presidente colombiano Alvaro Uribe que se reunió hace unos días con Lula le recomendó a Chávez que "mejore su alterado diálogo político" con Washington porque "afecta a toda la región".
Celso Amorim, canciller brasileño, confirmó que en la trilateral Lula había intentado mediar de parte de Uribe, para que Venezuela no abandone la CAN, pero que el intento no resultó. "La CAN no está en crisis. Está muerta", dijo Chávez.


El MERCOSUR

En la cumbre trilateral Kirchner y Lula le reprocharon a Chávez que hubiera participado en la reunión de Asunción con el espíritu de cuestionar la falta de impulso de la Argentina y Brasil al desarrollo de los otros miembros del MERCOSUR. Fuentes del gobierno brasileño y de la comitiva argentina confirmaron a medios de ambos países que Lula y Kirchner le "hicieron saber" a Chávez que preferían que moderara su participación y sus opiniones públicas en temas del sur del continente.

Un miembro de la comitiva argentina consideró que la reunión fue "un éxito y un alivio". ¿Por qué? "Un éxito porque avanzamos con el plan del gasoducto. Y un alivio porque desbaratamos el MERCOSUR paralelo de Asunción".

Es que existe un problema real para una cumbre de todos los presidentes del MERCOSUR: Kirchner y Tabaré Vázquez no podrían reunirse en las actuales circunstancias. Kirchner, presidente pro témpore del MERCOSUR, se niega a convocar a una reunión de cancilleres para tratar el corte del puente de Gualeguaychú-Fray Bentos, que Uruguay pidió hace más de 15 días. Por el contrario, el presidente argentino decidió llevar el problema de las papeleras al tribunal internacional de La Haya.

Chávez fue el único presidente que asistió a las dos reuniones del MERCOSUR, la de Asunción y la de San Pablo. ¿Es Venezuela un miembro pleno del MERCOSUR? No, según los juristas y diplomáticos. Debería firmar antes, formalmente, su respeto a la democracia y a los derechos humanos y su compromiso de destruir eventuales armas de destrucción masiva. Son los reglamentos del MERCOSUR.

El gasoducto

Hay quienes creen que la inserción de Argentina y del propio Brasil en el mundo no se dará sino a través de un TLC con Estados Unidos, ellos pronostican que el MERCOSUR no soportará la negociación por el gas con Bolivia, por las papeleras con Uruguay, por la lluvia de productos brasileños o por la tentación de Uruguay y Paraguay por un TLC (lo que implicaría además otra ruptura de Chávez).

Sin embargo, para otros el futuro del MERCOSUR pasa por la integración energética. Así se puede sumar a Venezuela, que quiere entrar al bloque, y a Bolivia, que quiere industrializar su gas.

Por ello, una de las conclusiones más visibles de la reunión trilateral es el visto bueno y la viabilidad que ven los tres presidentes al Gasoducto del Sur, un proyecto faraónico que unirá Puerto Ordaz (Venezuela) con el Río de la Plata -a través de Brasil-, que tendrá unos 8.000 kilómetros de extensión y demandará una inversión estimada entre 20 y 25.000 millones de dólares (financiamiento del que nadie ha hablado todavía y que es el primer escollo de este proyecto).

El 27 de julio empezarán los estudios de factibilidad en materia tecnológica y ambiental para hacer el emprendimiento. Los estudios tecnológicos los hará Venezuela, y los análisis del impacto ambiental quedarán a cargo de Brasil porque el trazado recorrerá casi 6 mil kilómetros de territorio brasileño.

El ministro de Planificación argentino, Julio de Vido (el más importante auxiliar de Kirchner), expresó que los tres mandatarios "coincidieron en invitar a Bolivia en la construcción del gasoducto". La futura incorporación de Bolivia a la iniciativa fue confirmada por Chávez "Hablamos de la incorporación de Bolivia a la construcción del gasoducto y pretendemos integrar al resto de los países en una red que se va a conectar e interconectar con varios tramos que ya están construidos, al tiempo que generará al menos un millón de puestos de trabajo", aseguró el venezolano en declaraciones a la prensa tras el encuentro.

Por su parte, Marco Aurelio García (asesor internacional de Lula) resaltó que "ni la Argentina ni Brasil son rehenes del gas boliviano" y resumió el miedo de Brasil: "El problema es que los miembros (del MERCOSUR) dejen de considerar el bloque como un espacio atractivo".

Bolivia ha manifestado que el Gasoducto del Sur es un bluff imposible de realizar y que es una forma de presión de Brasil y Argentina para negociar en mejores condiciones la compra de gas boliviano.

Brasil convocará a una reunión para septiembre de todos los presidentes de América del Sur para invitarlos a sumarse al plan. Un mes antes, prevén presentar los detalles del trazado y la financiación, además de mandar misiones conjuntas a los demás países para explicarles la idea. De esa forma, Brasil hizo énfasis en que el proyecto está en manos de la Argentina, Brasil y Venezuela y que el resto de los países se integrarán "en forma gradual".

Con la confirmación en la reunión de que el gasoducto es financiera y técnicamente viable, Brasil encontró la razón para erigirse en el coordinador de la integración física de América del Sur. Lo podrá hacer con Venezuela, cuya integración al proyecto podrá servir como un moderador de las reivindicaciones de Morales sobre las condiciones de abastecimiento de gas, tanto para Brasil como para la Argentina. Ingresando el gas venezolano en la región, el poder de Morales se atenúa.

¿El fin de un sueño integrador?

El enfrentamiento entre Venezuela y Colombia y las declaraciones de grueso calibre vertidas entre autoridades bolivianas y peruanas parecería señalar el fin de uno de los acuerdos de integración más antiguos del continente: la Comunidad Andina de Naciones (CAN) de la que forman parte Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia y Venezuela (Chile se retiró en 1976). Ahora bien, se sabe como comienzan estas cosas pero nunca cómo terminan, y quizá la sangre no llegue al río.

Todo comenzó hace unos días cuando Venezuela y Bolivia alzaron el grito al cielo en oposición a los Tratados de Libre Comercio que firmaron Colombia y Perú con los EEUU. Hugo Chávez sostiene que si se suspenden esos TLC revisará su decisión de abandonar la CAN, pero es poco probable que Colombia o Perú cambien de opinión, o Ecuador, que también ha dicho que firmará un Tratado con los norteamericanos en los próximos meses.

Bolivia en esto (como en muchas otras cosas) sigue a Venezuela estrechamente, no sólo en acciones sino en discursos: lo que afirma Chávez en "Aló Presidente" es lo mismo que Morales se esfuerza en decir a los bolivianos en sus intervenciones públicas, como lo demostraron ambos la semana pasada a raíz de este episodio.

Para Chávez los problemas que tuvo el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) significaron un cambio en la estrategia norteamericana que ahora propugna TLC bilaterales (como el firmado por Chile) en lugar de un acuerdo global. Las disputas entre Venezuela y los EEUU son harto conocidas, a ellas hay que sumarles los menos mediáticos encontronazos entre Morales y el país el Norte por el tema de la coca y el retiro de visas a funcionarios de su gobierno.

Pero el enojo de Morales no sólo se debe a razones ideológicas, sino porque Bolivia es, junto a Venezuela, el país más afectado por el TLC colombiano ya que significará que pierda a su principal comprador de soya (100 millones de dólares anuales); además se trata de un producto que es una de las principales exportaciones del díscolo departamento de Santa Cruz con el que viene enfrentado desde el inicio de su gobierno.

Sin embargo, la apuesta de Morales es arriesgada porque el comercio de Bolivia con todo los países de la CAN representa la nada despreciable cifra de 450 millones de dólares que, para una economía de las dimensiones de la boliviana, es significativa. Ya los exportadores bolivianos han afirmado que sería una locura perder este mercado, como está ocurriendo con el norteamericano si Bolivia no renueva al ATPDEA (un acuerdo excepcional de libre comercio que favorece a países productores de droga); en su reemplazo Morales está embarcado en la búsqueda de un "Tratado de Comercio entre los Pueblos", similar a la "Diplomacia de los Pueblos" que quiere ejercitar con Chile.

Finalmente, Venezuela busca trasladar al MERCOSUR toda la discusión de integración comercial, y Bolivia plantea realizar una simbiosis entre éste, la CAN y la Comunidad Sudamericana de Naciones.

Pero el MERCOSUR que miran Chávez y Morales tampoco está en su mejor momento, son muy fuertes los desacuerdos entre Argentina y Uruguay a raíz de la construcción de papeleras así como las disputas comerciales entre Brasil y Argentina. Lo cual augura que cuando Venezuela ingrese de forma plena habrá más de un problema, ya que no sólo tiene fuentes energéticas sino que está dispuesto a insertarlo en una feroz discusión ideológica y a poner sobre sus hombros a países más chicos que forman parte del acuerdo como el propio Uruguay, Paraguay y, cómo no, Bolivia.

Se trata pues de un "chenko" total (como dicen los andinos cuando las cosas están muy enrevesadas), y una pequeñísima muestra del panorama que enfrenta la integración regional, a la que Chile quiere mirar con especial atención en los próximos años, precisamente el país que apostó a los TLC individuales con mayor éxito y en los que basa su modelo exportador.