Diplomacia en tres actos

Primer acto: Lima-Tucumán
En esa incontinencia verbal típica de los políticos, y creyendo aquello de que la revolución será latinoamericana o no será, Evo Morales, pidió al pueblo peruano que se movilice para expulsar unas supuestas bases militares cuya instalación habría permitido Alan García.
Por supuesto, el aludido afirmó que todo era mentira, que se trataba de injerencia en asuntos internos, y su Canciller —que estaba en Tucumán—, llamó a consulta a su embajador para evaluar el “conjunto de las relaciones bilaterales”.
Segundo acto: Chapare-Washington
Del Chapare boliviano, el lugar que vio nacer políticamente a Evo Morales y donde se produce la mayor cantidad de hoja de coca destinada al narcotráfico, se expulsó a los funcionarios de USAID (la agencia de cooperación norteamericana) y sus pobladores declararon ese “territorio libre de los EEUU”. Además, el 9 de junio pasado, miles de personas estuvieron a punto de tomar la embajada norteamericana en La Paz, casi como en Teherán el 79, pero en versión andina.
Tercer acto: Santiago-La Paz
Hace unos días 14 dirigentes de las organizaciones más importantes y combativas de Bolivia visitaron Santiago. Para el Cónsul de Bolivia y los funcionarios de la Cancillería que explicaron el sentido de la reunión, se trataba de “legitimar el accionar gubernamental de Morales” en sus relaciones con Chile, y una expresión concreta de la denominada “diplomacia de los pueblos”.
Corolario
¿Qué tienen que ver estos tres actos tan distintos entre sí? Quizá las retaliaciones que propiciaron dos de los involucrados y la paradoja que nos regaló un tercero (lo demás se me escapa).
EEUU llamó a su embajador en reclamó por lo del Chapare y lo de La Paz, y excluyó a Bolivia de los beneficios de la Cuenta del Milenio contra la pobreza.
Perú también llamó a su embajador, protestando por éste y otros actos inamistosos como el veto boliviano a modificar una normativa andina referida a la propiedad intelectual que impide que Perú implemente su TLC con EEUU.
Y he aquí la paradoja: mientras las relaciones diplomáticas con dos de los países más importantes para Bolivia están en su peor etapa, las que tiene con otro igual de relevante (Chile) pasan por un momento inmejorable: de todas las visitas que ha habido en estos meses de intensa relación mutua, la de los dirigentes sociales quizá haya sido la más importante. La comprobación, por si faltaba, de que las negociaciones para resolver el diferendo histórico entre Chile y Bolivia están marchando viento en popa, para usar una metáfora marítima.

Coordinador Observatorio de política regional de Chile 21

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