Cada vez más país de autonomías

La Razón - Editorial

Los departamentos de Beni y Pando han aprobado ayer sus respectivos estatutos autonómicos en sendos referendos donde ganó la opción del Sí, en una jornada que transcurrió con más tranquilidad que incidentes violentos, pero donde, también, ha llamado la atención el alto nivel de ausentismo, particularmente en Pando.
Los resultados proyectados de Ipsos Apoyo para La Razón y ATB, recogidos con el sistema de muestras de conteo rápido, señalan que en Beni el Sí ganó con 80,2 por ciento, frente al 19,8 por ciento del No. En Pando, el Sí obtuvo 81,8 por ciento, y el No, 18,2 por ciento. En Beni, el ausentismo —que no es igual que abstención— alcanzó a 34,5 por ciento y en Pando, a 46,5 por ciento, según esos datos.
De las muchas lecturas que seguramente se puede hacer de los resultados de ayer, hay al menos tres datos que no debieran pasar inadvertidos para nadie, y en particular para los actores políticos tan atentos a estos procesos.
El primer dato relevante es que si la democracia es principalmente la voluntad del pueblo expresada en el voto, ayer hubo una incuestionable victoria de las mayorías que aprobaron en las urnas los estatutos autonómicos en cada uno de esos departamentos, con porcentajes algo inferiores al de Santa Cruz, es cierto, donde el Sí obtuvo 85,6 ciento y el No, 14,1 por ciento.
La Ley del Referéndum define la aceptación de alguna opción por simple mayoría de votos y establece la validez de la consulta si participa al menos el 50 por ciento del electorado. En esa medida, los resultados de ayer no debieran merecer mayores interpretaciones ni ejercicios aritméticos que los que la ley establece.
El segundo dato es que los altos porcentajes del ausentismo no pueden ser ignorados, porque en una circunstancia como ésta es un indicador muy importante, que en parte significa un rechazo de la población al referéndum. De hecho, como se sabe, el gobierno del presidente Evo Morales apostó a la abstención, es decir a que la gente no asista a la consulta de ayer, incluso con gestos poco democráticos como la entrega de ambulancias y otros regalos, lo que en las leyes bolivianas está tipificado como delito de cohecho electoral.
En el ausentismo intervienen, al menos, tres factores: temor por amenazas o presiones, imposibilidad de quienes pese a su voluntad no pudieron votar, y también rechazo al referéndum por quienes decidieron no ir a votar. Sólo esta última categoría es abstención propiamente dicha.
El tercer dato es la lectura política que se debe hacer de los resultados de los dos referendos de ayer. Es cierto que si bien el voto por el Sí es principalmente un voto de aprobación de los estatutos autonómicos de Beni y Pando, es evidente que no es exclusivamente eso, y que también puede interpretarse como un voto de rechazo al Gobierno central.
En otras palabras, la tendencia de una región —la llamada media luna— a conformar un bloque de opinión mayoritariamente contrario a la política del Gobierno tiende a consolidarse. Ojalá que a la guerra de interpretaciones que se viene, le suceda un escenario de entendimientos iluminado por el mensaje político del 4 de mayo y del 1 de junio.

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