El Secretario General de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, detalló los que a su juicio son los cinco principales desafíos de la región en el marco del seminario "América Latina en la Encrucijada" (Proyectamérica y Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica).
En primer lugar el crecimiento ("el resto sólo es música", dijo), y por tanto estabilidad.
Si un empresario tuviera que escoger un país donde invertir, ejemplificó, elige primero una democracia estable, después -lamentablemente- una autocracia estable y, finalmente, una democracia inestable).
En segundo lugar el combate contra la pobreza ligado estrechamente a disminuir la desigualdad y a luchar contra la discriminación (sobre todo en un continente donde las mayorías son afro americanas e indígenas... además de ser pobres).
En tercer lugar la integración, pero asumiendo los problemas reales que ésta tiene. No habrá integración, sostuvo, sin que cada país ceda algo, sin entregar soberanía de algún tipo.
Hoy ningún gobierno está dispuesto a supeditar parte de sus decisiones, por ejemplo, a una entidad supranacional o a ser integrante de un mecanismo de solución de controversias.
Por otra parte, la integración cuesta y alguien tiene que pagar la cuenta. Al respecto recordó nuevamente la experiencia europea que implicó que algunos países grandes y ricos pagaran a países más pequeños y pobres. El problema en América Latina, enfatizó, es que no hay disposición a asumir los costos inevitables que trae la integración.
Otro desafío que debe enfrentar la región es el combate al crimen. Sugirió que ya no hay violencia política en América Latina o que ésta se ha reducido sustancialmente, en cambio, se ha incrementado en forma exponencial el narcotráfico, las pandillas, el lavado de dinero, etc.
Finalmente, destacó que hay cierto consenso respecto a que el mercado por sí solo no resuelve los problemas de la gente, es común escuchar que se necesita que el Estado asuma otro rol si se quiere pensar en forma optimista sobre el futuro de la región. En ese contexto, dijo que el quinto desafío es la gobernabilidad. Entre millones de latinoamericanos existe la sensación de que la democracia no está resolviendo sus problemas más apremiantes, lo cual es muy grave porque implica una desconfianza profunda en las instituciones.
La democracia, finalizó, tiene que resolver temas de calidad, transparencia y eficacia, elementos que van a determinar el futuro de América Latina. La democracia, cree Insulza, ya no está sujeta a la amenaza de un golpe de Estado o de una insurrección armada sino a que la gente común y corriente no soporte más al gobierno que tiene.
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