Palabras pronunciadas en la presentación de la biografía de Evo Morales escrita por Darwin Pinto y Roberto Navia, realizada en la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile el 5 de junio de 2007
Darwin Pinto y Roberto Navia son parte de una nueva generación de periodistas bolivianos que nos dan sorpresas como este libro.
Son herederos sin duda de la ya mítica y bohemia generación de periodistas que iniciaron el periodismo profesional en Bolivia, pero también de la siguiente, la que incorporó la tecnología y la globalización en la vida profesional pero que al mismo tiempo se burocratizo y emigró de los medios al gobierno, a las empresas o a las ONGs, asunto al que parece que Darwin y Roberto aún resisten, mis congratulaciones por ello.
Comienzo con esta frase porque hay en el libro “Un tal Evo, biografía no autorizada”, la tensión constante, la escritura urgente que es la mejor heredera de la tradición a la que hacía referencia, se nota en todas sus páginas, la angustia, por ejemplo, del cierre de edición (sobre el que cualquier periodista puede dar fe: La aparición de ese fantasma por las madrugadas que asusta entonces, pero que se añora cuando se está lejos de las salas de redacción).
Ello se nota la repetición constante, la superposición, la necesidad de contar todo sin respiro (la historia de Bolivia en un respiro), el tributo y el homenaje a la emergencia de la situación.
Porque en emergencia se vive en Bolivia desde que tengo memoria, en definitiva es la forma de vivir a la que estamos acostumbrados, y que muy bien Darwin y Roberto reflejan en su libro.
Pero a pesar de ser jóvenes, o gracias a ello, han podido vivir, cubrir y sentir gran parte de la historia contemporánea de Bolivia que todos conocemos. Y no hay mejor escuela que esa.
Se trata de un libro que contiene sus reflexiones, sus artículos y, sobre todo es la más importante contribución que se ha hecho en los últimos meses para entender el fenómeno de Evo Morales desde el punto de vista biográfico.
“Un tal Evo” es un libro complejo, como compleja es la historia del personaje que relata y la historia de Bolivia, pero es una excelente y encomiable introducción para entender al actual Presidente de la República, y para –de paso-- a conocer pasajes relevantes de la historia de Bolivia.
El libro tiene amplia relevancia periodística. Evo Morales es un personaje de fama mundial y tiene la particularidad, como muchos otros personajes de la historia de convertirse en mito más allá de él mismo y, además que se concreta antes de cumplirlo.
Esto es, Evo Morales entró a la historia el día que juro como Presidente y lo que haga o deje de hacer simplemente ayudarán a consolidar el mito, sea el fundacional, aquel que augura un nuevo amanecer para Bolivia y que tan bien simboliza el libro cuando relata su investidura como líder de todas las comunidades indígenas aún antes de jurar como presidente.
O el mito discriminatorio, ese que plantea la imposibilidad indígena de reivindicarse solo con la ayuda de sí mismos.
Me explico, el sólo hecho de haberse convertido en Presidente de la República siendo indígena, proviniendo de uno de los lugares más pobres del mundo, un hombre hecho a sí mismo que vence la adversidad configuran un destino (mejor heroico que trágico, le deseamos todos), o mejor confirman el sentido de predestinación en el que este libro se inscribe. En ese sentido, el libro es parte de ese proceso de mitificación y está muy bien que sea así, no busca ser un tratado académico sino la expresión de ese proceso.
La biografía de Evo es ya un mito antes de concretarse, como bien lo señalan Darwin y Roberto, su escolaridad compleja, sus capacidades deportivas, la venta de helados en Argentina, la banda de música, sus primeros escarceos con la política, en resumen la búsqueda hasta llegar al lugar que lo redime, el Chapare, tan parecido al cielo y al infierno católicos. Paraíso perdido en su momento, convertido en infierno a punta de represión y balas, como bien se relata en el libro. Pero sobre todo lugar donde la redención es posible.
El mito se estructura en función a esa redención, según el libro por lo menos en dos oportunidades (cuando Evo pierde a su padre y cuando sobrevive a la cárcel, los golpes y la tortura como dirigente). Por eso evo retornará ahí siempre cuando pueda (cuando quiera comer bien, cuando quiera desatar su ternura, cuando quiera dormir). Ahí puede hacerlo, mientras el resto del mundo le es adverso.
En ese sentido, esta es una lectura recomendada, con una sola advertencia. Su estilo no tiene una linealidad cronológica, además de las más obvias, por eso se recurre constantemente al raconto, a las paráfrasis (amplificación), a las metáforas, etc. y al uso constante del periodismo de no ficción que es parte ya del bagaje del periodismo investigativo. Por ello esa advertencia sobre el estilo, porque es posible toparse con el mismo tema varias veces y en contextos diferentes.
Yo dividiría el libro en tres grandes temas.
La infancia y adolescencia de Evo Morales, la que lo constituye como sujeto. La búsqueda de la herida original diría el psicoanálisis, años en los que la figura paterna dará centralidad a su vida, no sólo el padre como autoridad comunitaria, como mallku, sino el Padre, la Ley, quien define e interpela a Morales, mientras vive en Isallavi, que muchos años después Evo declararía Patrimonio Histórico Nacional, al igual que Monumento Histórico a la vivienda donde nació hace 47 años. Hasta que llega al Chapare.
La segunda parte es menos contextualizada… en ella se relata la historia de los movimientos indígenas y la historia de Bolivia con el objetivo de entender el Chapare, la represión indiscriminada y la muerte por un lado, así como la guerrilla y los métodos de defensa campesinos que causaron también bajas en el ejército.
Esa sensación de urgencia de las que hablaba al principio es sin duda acá donde se expresa, se cristaliza más bien de forma más arriesgada, y esta parte del libro, que puede ser leída como un ensayo sobre el Chapare, su irrupción en la historia de Bolivia, se convierte ya no en la biografía de un hombre sino en una biogrfía colectiva, si cabe el término.
Dejar de lado a Evo Morales como personaje durante muchas páginas, es una de las decisiones de los autores, es quizá una de las más importantes porque prefieren dejar el relato sobre la vida de Evo Morales en ese Chapare convulsionado, para hablar del movimiento cocalero en su conjunto, de acuerdo con la muletilla principal de Evo: yo no gobierno si no es con los movimientos sociales, son ellos los que gobiernan.
Esto por un lado, y los episodios más importantes de la historia de las rebeliones indígenas por la otra, lo que es relevante en tanto permite tener un pantallazo general de esa historia, De la lucha de los Amaru de los Catari, llegando a citar la tesis algo forzada del hermano de Evo de que el verdadero apellido de Morales es Catari, para así no sólo reforzar el mito sino convertirlo en realidad. Morales no solo sería el heredero de la larga lucha emancipatoria de los pueblos indígenas de Bolivia en sentido figurado, sino que sería heredero genealógico de ésta
Finalmente, la tercera parte está dedicado a una serie de pequeños ensayos que van desde Chile, a la forma de trabajo de Evo, su relación con los presidentes que lo combatieron, ensayos en los cuales los autores establecen un diálogo con los lectores (o con posibles lectores específicos), que quizá sean difíciles para un lector no iniciado en los vericuetos del poder en Bolivia.
Es sin duda, un libro importante porque permite conocer facetas de la vida de Morales, desconocidas hasta ahora por el gran público y porque además logra sistematizar (es la más completa sistematización que conozco) buena parte del pensamiento de Morales en diferentes materias personales y políticas que habían sido comunicadas en diferentes entrevistas por el mundo pero que era difícil tener reunidas.
Llegando incluso a un detalle extremo en temas como la vida amorosa de Morales o del Vicepresidente, que muestran una sociedad más abierta y liberal en Bolivia de lo que uno mismo imaginaba, que se siga respetando la vida privada del Presidente luego de los datos aportados por este libro, que eso habla o muy bien de los periodistas bolivianos o muy mal depende del punto de vista que se mire.
Los autores se comprometen en la última página del libro a una segunda parte. Pues bien, la calidad de esta “primera parte” lo amerita. En ese sentido, hace falta una biografía intelectual y política de Evo, que aquí más bien se atisba… El indigenista Fausto Reinaga, Mao, el estalinismo del PC, cierto, pero aún falta escribir sobre ese momento en el que la izquierda y los movimientos indígenas se entrelazan en Bolivia en la conjunción más exitosa de los conceptos de clase y etnia, que haya en el continente.
Como decía se atisba ahí a Filemón Escobar, el mentor intelectual e ideológico de Morales, pero aún hace falta encontrar los motivos, las influencias, las formas en que el Evo adolescente, jugador de fútbol se transforma en el político más avezado y experimentado en Bolivia, el que es capaz de enfrentarse a toda la vieja guardia de la clase política y derrotarla, por tanto el político pragmático pero también el que sabe leer como nadie la realidad de Bolivia y las transformaciones que está sufriendo esa sociedad en los últimos años, las que nadie percibe hasta que ocurren. Menos Morales. Es en el Chapare sin duda, pero aún falta saber con quién, con qué…
Esa biografía política e intelectual bien valdrá esa segunda parte, lo que sería una contribución más a la escasa bibliografía que hay sobre estos temas no solo en Bolivia sino en todos nuestros países. La investigación actual sobre eso temas se reduce a los centros académicos y think tanks o a las páginas de los periódicos, pero no al periodismo de investigación, con excepción quizá de Argentina y Brasil.
Finalmente, quiero remarcar que esta casi primera presentación del libro se haga en Chile, no en vano hay un capítulo dedicado a las relaciones chileno bolivianos, (mejor a la participación de Evo en varias reuniones en las cuales el tema que divide a ambos países estuvo y está presente). Al respecto quisiera ser tan optimista como los autores. No lo syo. Pero en cualquier caso, acciones como esta permitirán conocernos más, y conocernos más en el largo plazo es la clave del entendimiento entre nuestros pueblos.
Por eso también se agradece el esfuerzo de la Universidad Diego Portales, pero sobre todo el de Nicole Etchegaray quien fue capaz de organizar todo esto por el único motivo que es razón suficiente para ella: porque creyó que era importante.
Gracias a ella la presencia de Darwin en Chile, la que me llena de orgullo, porque Darwin es joven, porque tiene ideas y porque es capaz de escribirlas y publicarlas y comenzar a ser parte de la elaboración de esa otra historia, la que tanta falta nos hace.
Muchas gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario